Los ultras de «K» se atan a Felipe Solá

BUENOS AIRES (ABA).- El sábado 9, en el acto en Mar del Plata que organizó Felipe Solá para lanzar la candidatura de Cristina Kirchner en Buenos Aires, llamó la atención la presencia de un dirigente del kirchnerismo íntimo: el diputado nacional Miguel Bonasso (PRD-Buenos Aires) estaba sentado en primera fila con una sonrisa de oreja a oreja. El ex periodista y escritor solía ser uno de los dirigentes más críticos de la gestión Solá. ¿Qué hacía allí?

El jueves 7, por la mañana, Bonasso recibió en su celular un llamado de Solá. Lo invitaba a almorzar en la gobernación de La Plata. Hacia allí fue entonces el diputado, un amigo de Kirchner y de su esposa, Cristina. Aunque solían ser enemigos y se repartían críticas uno al otro, Solá y Bonasso se encontraron y comieron a solas. El único testigo del encuentro fue el ministro de Gobierno bonaerense, Florencio Randazzo.

Bonasso aceptó allí la invitación de Solá para hacer acto de presencia en Mar del Plata. El diputado, dicen cerca suyo, aceptó el convite porque iba a participar de ese acto «en representación del Presidente». Así lo hizo, igual que el subsecretario General de la Presidencia, Carlos Kunkel, tal vez el dirigente más entusiasta a la hora de candidatear a la primera dama.

Bonasso, recién llegado de un viaje por Cuba, jamás recibió una orden del Presidente para apoyar o no la candidatura bonaerense de Cristina. Pero igual se lanzó por las suyas al acto marplatense. Ni siquiera, dicen sus asesores, charló del tema con su aliado Luis D'Elía, otro dirigente «transversal» que milita a favor de la causa Cristina. En el acto marplatense, Solá dijo que allí se vivía «un nacimiento» y que en el acto duhaldista que se hacía el mismo día Chiche Duhalde en La Matanza, era «un funeral». Bonasso aplaudió a rabiar los dichos del Gobernador. No importó que tan sólo hace unos meses solía criticarlo porque lo consideraba, justamente, uno de los referentes de la «vieja política» bonaerense que comandaba Duhalde.


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