Domingo Sales: «antes combatíamos incendios a lo gaucho»

Tiene 66 años y es un símbolo en la prevención y combate de incendios forestales. Hizo esa tarea durante 40 años: desde los tiempos “a pulmón, hasta estos bien equipados”. La central del SPLIF de El Bolsón lleva su nombre.

Todo el cartel para el brigadista. Un referente para todos los combatientes de incendios forestales.

Se jubiló hace muy poco, tiene 66 años y combatió incendios forestales de todo tipo y en distintos terrenos: grandes de 10.000 hectáreas, chicos; de noche y de día. Llegó a estar al frente de más de 100 brigadistas en acción y le escapó al cerco de las llamas varias veces. Domingo Ramón Sales es de El Bolsón. No olvida cuando combatían el fuego “a lo gaucho”, en zapatillas o alpargatas y de a caballo. Su historia de vida, con 40 años de servicio, es el mejor ejemplo de la evolución que tuvo la actividad en Río Negro.

La Central del Servicio de Prevención de Incendios Forestales (SPLIF) lleva su nombre y sus ex compañeros lo definen como un hombre sencillo, que se adapta a todos los ambientes. “Puede hablarle de igual a igual a un ministro, un brigadista o el criancero al que se le quemó la casa”, lo describió Silvia Cumillanca, administrativa en la central de El Bolsón. Allí se nuclean 80 brigadistas. Cubren una jurisdicción del suroeste provincial que abarca 170.000 hectáreas.

Domingo es sencillo y humilde. Tiene la universidad de la vida. Fue un jefe sabio que hizo del SPLIF una organismo importante”

Silvia Cumillanca, del área administrativa del
SPLIF en El Bolsón.
Todo a pulmón. Guardabosques y pobladores, en años precarios.
Carecían de elementos y vestimenta adecuada.

Domingo empezó a trabajar en 1974. Primero como mecánico del servicio forestal. Luego fue guardabosque, hasta que se creó el SPLIF en 1987 por la magnitud y seguidilla de incendios que azotaron la zona cordillerana.

Explica que en los inicios se combatía con pobladores, gendarmes y policías. No tenían experiencia ni equipamiento. Solo tres profesionales formados para actuar en incendios forestales comandaban las cuadrillas. “Era un trabajo riesgoso, insalubre y con incendios de gran magnitud”, dijo Domingo, en diálogo telefónico con Río Negro.

Cuando el fuego se desataba a más de 20 kilómetros de El Bolsón volvían a dormir a la ciudad. “No teníamos carpas ni motobombas específicas. Se trabajaba con motosierras y palas”, cuenta Sales.

La movilidad era en caminatas, de a caballo o un viejo camión canadiense modelo 1942.

De aquella etapa dominada por la precariedad -y luego de las capacitaciones que llegaron de la mano del instructor Felipe Ivandic- la situación cambió y los esforzados guardabosques se volvieron profesionales.

“Hoy los combates de incendios se asemejan más a una operación militar”, describe el ex jefe de la central de El Bolsón. “Ahora se trabaja con cámaras de detección, pronósticos al instante del clima, cartografía, aviones hidrantes y helicópteros”.

Sales dijo que en el incendio más grande estuvo al frente de 100 brigadistas. “No es que uno está sólo con su cabeza pensando por arriba de ellos”, sostiene. Y explica la división del trabajo. “El jefe de cuadrilla conduce a 10 hombres, el jefe de brigada lo hace con personal más capacitado, a cargo de 10 a 19; el jefe de operaciones evalúa todas las acciones”, añade. Cuando se suman unidades de diversos sectores a las tareas, todo se controla desde un comando de incidentes.


Todas las tareas


Domingo no para. Ya se jubiló pero quiere dejar un mensaje a las futuras generaciones por la protección del medio ambiente. Recorre escuelas para hacer concientización.

En invierno se trabaja en el relevamiento de zonas, población, recursos hídricos y accesos a los lugares. Otra tarea es garantizar que los permisos de quema -habilitados desde abril a septiembre- no afecten al resto de la vegetación.

Provisión de agua, traslado de leña, rescates por inundaciones o nevadas se añaden a sus acciones.

Los brigadistas son difusores del cuidado del medio ambiente. Concurren a las escuelas para concientizar a los chicos y capacitar a los docentes en las tareas preventivas. Allí explican que las plantaciones forestales, el bosque andino y el monte necesitan de una mirada integral, que va mucho más allá de la obtención de leña y madera.

Pero no todo es teoría y prevención para evitar el fuego. Domingo aclara que el brigadista necesita preparación física y entrenamiento, y que lo realizan a diario; por todo el peso que significa moverse en lugares difíciles con equipos pesados.

Retirado de la acción desde el 2019, la idea de este hombre inquieto era “agarrar la Ruta 40 y perderme en un gran viaje”.

Se quedó con el bolso armado por el freno de la pandemia. “Ahora me dedico a mantener el parque de casa”, cierra con una carcajada.


Tres centrales en Río Negro


1987.- Se crea el Servicio de Prevención y Lucha contra Incendios (SPLIF), responsable del manejo del fuego forestal. Tres centrales operativas: Bariloche, El Bolsón y Conesa.

Áreas: operativa (moviliza recursos humanos y materiales); técnica ( hace relevamientos, permisos de quema, reducción de materia combustible, etc); administrativa; mantenimiento y comunicaciones (con cámaras para monitoreo)

Brigadistas: En el Bolsón son 80 . Se entrenan todos los días. Varios se capacitaron en España y EE.UU.


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