Pandemia y nieve: el gran castigo de los camioneros

Matías Fernández, Lito Imaz y su gente, son algunos de los camioneros que trabajan para que medicamentos, combustible y alimentos lleguen a todo el país. Pero hace más de 140 días, padecen la discriminación y la lucha contra el frío.

Surcar los caminos, aferrado al volante y ver desde arriba del camión el horizonte infinito de la Patagonia casi siempre le genera un sentimiento de libertad. Transitar kilómetros en silencio, o en compañía de una radio que por tramos se vuelve afónica hasta desaparecer, es para Matías Fernández y para los camioneros de Lito Imaz, una pasión. Pero la pandemia por coronavirus y luego el temporal, los dejaron presos del bastardeo y el abandono.

“La cuarentena me agarró en la ruta, toda la gente tenía miedo, todo estaba cerrado, no conseguíamos ni agua. Siguen preguntándote cosas, si vas a parar , o si vas a descargar”, dice Matías por teléfono desde una ruta solitaria del sur y recuerda el día en que iba llegando a un pueblo.

Matías Fernández viaja rumbo al sur a llevar gas

“Un policía me dijo ‘si va parar a cargar combustible deberá esperar a que un patrullero venga para acompañarlo’. Me sentí un delincuente, porque llevo gas atrás, no el virus. Uno se cuida, estamos las 24 horas al día solos”, cuenta Matías, que es de Corrientes, pero hace 10 años vive en Allen.

Va camino a Santa Cruz. La soledad de la meseta patagónica se mete en cada rincón, e invade la mente de los que por allí transitan. Mientras maneja, recuerda que sus compañeros de ruta, que hacen viajes hacia el norte, le contaron que para el otro lado, las cosas son peor.

Lito Imaz, de la empresa Transportes Imaz, lo sabe. No conoce a Matías, solo lo cruzó una vez pero también dice que vive el agobio con sus camioneros. Con un poco de bronca piensa en lo esencial que es el trabajo que hacen, y lo poco que se valora.

Lito Imaz, desde su camión defiende a todos los camioneros que no son bien tratados en las rutas.

“Hoy estamos muy mal vistos, nos tratan como bichos raros y es un lío pasar por cada provincia. Para pasar por La Pampa te hacen sacar permisos que vencen cada 24 horas, como si eso garantizara salud. En San Luis o Córdoba no te dejan bajar del camión”, dice con un poco de resignación en la voz.

Sostiene que el camionero si se cuida tiene menos riesgo de contagiarse que una cajera de supermercado, o de Banco, porque están solos, paran una vez a cargar combustible, pero aún así, los bastardean desde que empezó la pandemia.

Hielo y nieve: la otra lucha

La Patagonia padece el invierno más nevador de los últimos 30 años, con temperaturas que superan los 20 grados bajo cero en algunas zonas, fuertes lluvias y nevadas que provocan el aislamiento de pueblos y el corte de las rutas.

La cola de camiones

Hace unas semanas, Matías iba entre la nieve, desde Ricardo Rojas hacia Cipolletti. En la radio la locutora modulaba de manera exagerada y decía que la Autoridad Interjurisdiccional de cuencas informaba que en la región de los valles, meseta, costa y cordillera habría un descenso de la temperatura, que se esperan nevadas.

“El invierno fue duro para todos, pero ni hablar para los que andamos por la cordillera”, dice y recuerda el día más difícil. Iba en el camión y en que en la estancia El Chacabuco, ya aparecieron en la ruta unos camiones cruzados. Se bajó, miró todo blanco y aprovechó a encadenar el camión. Sus colegas le decían que estaban ahí desde las 2 de la tarde, y a las 19 recién pudieron seguir.

Cuando pasó Bariloche, en los 14 kilómetros del Collon Cura, los camiones atravesados y amontonados parecían un gran plato de mostacholes con crema. Por la altura y la dificultad en el trazado, es un sector que acumula más nieve que en otros y allí el viaje se interrumpía para todos.

A las 20:40, cuando llegó, en la parte de abajo eran 11 camiones detenidos. Más arriba había unos 4 más y a la mitad de la subida 15 que estaban todos juntos. “Eran como 25 camiones en total, las rutas no las van cortando, cuando las cortan estás en medio del temporal y hay que seguir”, dice.

Sin poder pasar el Collon Curá, Matías pasó un día muy difícil.

Les avisaron que al otro día temprano llegarían de Vialidad a sacarlos. Estuvieron peleando con las palas y el barro, pero cuando se hizo de noche, prepararon algo para comer y subieron a dormir, no había más opción que esperar que vuelva el día.

La mañana se fue, siguieron intentando sacar a los encajados, le prestaban cadenas a los que se le rompían pero la solución oficial no llegó. Matías había escuchado hablar a su tío, más de una vez de don Lito Imaz, algo así como un patrono de los camioneros varados en el hielo.

“Es el dueño de un transporte. Fue el único que llegó con su yerno Germán Díaz y sus empleados a sacar a sus choferes, pero nos termino sacando a todos. Siempre me habían hablado de él, pero me sorprendió cuando los vi trabajar”, recuerda.

Lito y Germán, dos máquinas ayudando a los camioneros

En el transporte, Lito había recibido el aviso de que camioneros estaban estancados y de inmediato salieron con su vehículo particular y con la camioneta de Germán, que tiene una pala adaptada y un grupo de colaboradores a ayudar .

Cuentan que eso se produjo porque no hicieron prevención. No se fue limpiando la ruta a medida que nevaba y quedar allí es peligroso, cuando por ejemplo, hubo noches que en la zona de Collon Cura había unos 9 grados bajo cero.

“Es algo que hacemos todo los años. Los camioneros vienen cansados y vos estás ahí. Tenemos experiencia, así que en cada camioneta llegamos tres o cuatro y les damos una mano a nuestros choferes y de paso ayudamos al resto”, cuenta Lito por teléfono.

Los camioneros intentan sacar los camiones a pala

Lito Imaz es conocido en Bariloche, todos lo recuerdan cuando corría en Turismo Pista, el Turismo Nacional, el safari y las competencias de camiones.

En los videos que comparten, se ve que en la Ford con la pala adelante, Germán tira del camión y de a poco lo hace patinar hacia la ruta. Los fanáticos del óvalo se escuchan de fondo, alientan mientras el motor ruge como una fiera. Y hay revancha para la Chevrolet que maneja Lito que tira de un camión gigante con el aliento de los del chivo. Las ruedas chirrían, pero de repente la mole se comienza a mover y sube al asfalto.

“A veces uno se queda trabado y hay que sacarlo para que pueda salir el resto. Los camioneros ayudaban. Esos días sacamos a muchos”, dice Lito. Matías fue uno de ellos. Había pasado el día ahí, trabajando con palas, mojados, casi sin comer y con el frío que les congelaba los pies.

Tanto Matías como Lito coinciden que los camioneros sienten que hay abandono. Que los gobiernos o las entidades que debieran ocuparse de mantener las rutas transitables, por desidia, desinterés, conflictos políticos o de jurisdicción no lo hacen.

“Cuando salí, había dejado de nevar y comenzaba el momento en que se congela todo, algunos quedaban y te da pena. En el grupo había mucha solidaridad, así somos los camioneros ”, concluye Mati Fernández y acelera.


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