Ventas mínimas y desolación en el comercio turístico de Bariloche
La pandemia pudo con todos. No era imaginable un centro comercial vacío en la ciudad más turística de Río Negro, pero así está actualmente.
Carteles ofreciendo rebajas y promociones, locales completamente desiertos con empleados que conversan nerviosos o aprovechan para limpiar y un movimiento de gente mínimo en la vía pública que apenas se traslada hasta algún banco o a hacer algún trámite. La pandemia, el aislamiento obligatorio y la ausencia de turistas marcó un antes y un después en la actividad comercial de la calle Mitre.
En las dos primeras cuadras de la principal arteria de la ciudad, predominan los comercios completamente cerrados, tapados con papeles de diarios o algún nylon. No solo las agencias de turismo que no pueden operar sino casas de alquiler de equipos de nieve, regalerías, chocolaterías y locales de ropa destinados al turismo.
“Estamos a recaudación cero. Si algún día facturamos 2.000 pesos hay que dar las gracias porque a veces, pasan dos o tres días sin que entre un alma”, resumió Néstor Banegas, dueño de una casa de fotografía, uno de los rubros más golpeados, desde hace 8 años.
“Obviamente, con esta situación, la gente se guarda el dinero para otras necesidades. Como inquilino, espero que me puedan aguantar hasta el verano y algo de ayuda del estado. De otra forma, quedamos en la lona”, planteó el hombre.
Fabiana Cárdenas lleva adelante un negocio de regalos con la marca Bariloche para turistas en la esquina de Mitre y Palacios. Justo en diagonal, su esposo atiende una chocolatería que directamente prefirió no abrir para no generar más gastos.
“Esto es tremendo. Por suerte logré un acuerdo con el tema del alquiler. Pero fui directa. Llevo 25 años trabajando en esta esquina y dije que sin acuerdo, me tenía que ir. No tenía otra opción”, esgrimió Fabiana Cárdenas, la dueña del local.
La reapertura de su comercio fue complicada porque la mayoría de los productos tenía la marca de la ciudad. “Sacamos lo poco que teníamos que no dice Bariloche y estoy intentando vender a través de Facebook para, al menos, poder pagar los sueldos de dos empleados”, señaló la mujer.
Cuando en un principio parecía excesivamente lejana la fecha estipulada para la reactivación de los vuelos en el país, hoy la apuesta de la mayoría es septiembre con desembarco del turismo estudiantil.
Cárdenas reconoció que “el porcentaje de ventas es ínfimo e irrisorio. El centro de Bariloche, sin turistas, es la muerte. Acá hay una realidad y es que dependemos del turismo (directa e indirectamente). Ponemos las fichas en septiembre en el turismo estudiantil. ¿Cuántos chicos van a venir? Pero además hay un cerrojo para que compren en determinados lugares”.
Bonifacio es una de las chocolaterías que abrió sus puertas. Como la mayoría de los locales de la calle Mitre, estaba vacío. “Lo que tenemos es gente que quizás consume algo al paso. Abrir es puramente emocional porque no se factura nada y dependemos de que vengan los turistas. Tener abierto y cerrado es prácticamente lo mismo”, admitió Silvia Silva, detrás de la caja registradora. Esta comerciante insistió en la necesidad de reactivar rápidamente el turismo con ciudades “no tan complicadas con casos de coronavirus para no generar más desempleo e inseguridad”.
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