¿Por qué nos da miedo volver a salir a la calle?
Después de tantos días de encierro, cruzar la puerta puede generar algunas dudas y temores porque el contexto ya no es el mismo y muchas cosas han cambiado. ¿Qué hacer?
La flexibilización de algunas actividades laborales o salidas recreativas comienzan a poner a prueba el desafío de la readaptación y el impacto que se experimenta por primera vez, al salir después de mas de 50 días de encierro.
Luego de tanta espera, ahora surge un nuevo interrogante que se enfoca en ver cómo reaccionamos a nivel psicológico al momento de comenzar a salir y encontrarse con una realidad o un contexto que ya no es el mismo, porque ha cambiado y se presenta con nuevas reglas.
Algunas sensaciones muy comunes que pueden ocurrir a nivel interno, están relacionadas con los miedos frente a la exposición a estímulos que hace mucho no experimentamos, y ellas pueden ser:
Agorafobia: si bien muchos contaban las horas para el anuncio de poder salir, es muy frecuente desarrollar una fobia a los espacios abiertos y repentinamente querer evitar la tan deseada salida por no poder controlar el miedo.
Aumento de síntomas obsesivos con respecto a la limpieza. Debemos recordar que los rituales de limpieza de manos, desinfección y los cuidados que se deben llevar a cabo, deben mantenerse igual, sin la necesidad de volverse desmedidos o exagerados.
Sensación de angustia: salir de la casa, caminar por las veredas y ver de nuevo el movimiento de la calle, puede movilizar mucho al punto de llorar, sentir ahogos, sudoración y mareos.
Estrés postraumático: sobre todo si la persona padeció la perdida de un ser querido, una enfermedad o episodios en los cuales estuvo en soledad, sin la contención física de seres queridos.
Ansiedad: síntomas somáticos por el estrés acumulado en los 2 meses de encierro mas el nuevo estrés que genera salir a la calle nuevamente (alopecia, erupciones en la piel, aumento de alergias, colon irritable, entre otras)
Torpeza motriz: es frecuente la posibilidad de subirse al auto luego de tantos días sin manejar y sentirse sobresaltado y con dificultad atencional (cometer errores de manejo, asustarse en cruces de calle, dificultad para estacionar, etc)
Qué hacer
Para volver a retomar nuestra vida de la mejor manera posible y en un estado de equilibrio emocional, debemos:
* Hacerle frente al miedo, empezar a verbalizar nuestras emociones y comenzar un proceso de salida gradual frente a éste mundo que ha cambiado, desaprendiendo los antiguos hábitos (saludar con besos y abrazos, compartir mates, reuniones masivas, etc.) y aprendiendo los nuevos, enfocados en convivir con el distanciamiento, en el uso de barbijo permanente, en las medidas de higiene y las reuniones con poca gente entre otros.
* Tener la habilidad y paciencia para contener a los mas pequeños del hogar, ya que éste proceso de adaptación a una realidad muy diferente a la que vivían no solo les llevará tiempo, sino también alteraciones en el pensar, sentir y sobre todo en su comportamiento. Recordemos que el estrés que les genera esta nueva fase se manifestará en síntomas como miedos, pesadillas y malestar físico. Por eso será muy importante trabajar la separación con los padres cuando éstos deben retomar su actividad laboral fuera de casa.
* Mantener los lazos a pesar de la distancia física. Sobre todo con personas que se encuentran solas. Hoy la tecnología nos da la posibilidad de tener distancia física pero no social cuando hacemos una llamada, un video o un mensaje. Debemos ser solidarios y hacer sentir al otro la proximidad afectiva para evitar cuadros de depresión o angustia.
* No asustarse por los síntomas: los espacios públicos pueden resultar intimidantes, y es normal tener miedo en las primeras salidas, pero el miedo es adaptativo y nos permite prepararnos para una situación, en éste caso, el estar atento a los recaudos de higiene y distancia que serán fundamentales para evitar el contagio
* Retomar las rutinas cotidianas, regulando los horarios, respetando las comidas en tiempo y lugar, y ordenando el sueño poco a poco. Recuerden que podemos experimentar alteraciones en el sueño durante los primeros meses hasta que el ciclo de descanso se vuelva a ordenar y los niveles de ansiedad bajen.
Para finalizar, pongamos el foco en lo que viene y no en lo que fue. No estemos esperando que todo vuelva a ser como antes porque eso solo nos va a provocar incertidumbre y tristeza. El pensamiento realista y el aprendizaje personal que todos elaboramos durante estos dos meses, será fundamental para volver con confianza, motivación y esperanza en asumir lo que se viene lo mas fortalecidos posibles.
Todavía queda un largo camino frente a esta pandemia, pero dependerá de nosotros como lo transitemos de aquí en adelante. Citando a Víctor Frankl: “Cuando ya no tenemos la posibilidad de cambiar una situación, tenemos el desafío de cambiarnos a nosotros mismos”. Y esta nueva “normalidad”, no tendrá nada que ver con la antigua, sobre todo en una cultura como la nuestra, basada en los vínculos estrechos y la calidez interpersonal. Es por eso, que ademas de todas las consecuencias que está dejando la pandemia, también tendremos un alto costo psíquico que será necesario asumirlo para poder afrontarlo y aprender a convivir con ésta nueva realidad.
Julieta Jacobo, Psicóloga, MPN 1492
La flexibilización de algunas actividades laborales o salidas recreativas comienzan a poner a prueba el desafío de la readaptación y el impacto que se experimenta por primera vez, al salir después de mas de 50 días de encierro.
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