Los 60 años del emblemático edificio de Correos y Telecomunicaciones

Las oficinas de correos datan desde las épocas de los Territorios Nacionales, ya que a fines del siglo XIX se creó el Distrito 22° que tuvo en sus inicios su asiento en el Fuerte General Roca. En febrero de 1905 el Poder Ejecutivo autorizó a la repartición a trasladar la cabecera del Distrito 22° a Neuquén. El Palacio de Correo fue proyectado por el arquitecto Alberto Ochoa entre 1953/54, la construcción la realizó la empresa Mur Hnos. SRL. Según Julio Nordenstrom, en su libro “El cartero”, Rodolfo Poljak se ocupó y la obra fue inspeccionada por el Ing. Adolfo Moriconi, con una inversión total de $ 25.000.000 y fue inaugurada el 8 de mayo de 1960. En el subsuelo del edificio funcionaron durante varios años las oficinas de Teléfonos del Estado. Asimismo, se realizó, entre tantos hechos, la exhibición de cuadros de dibujo y pintura de la artista Itatí Bagué. El correo, con un volumen prismático (placa desarrollada en Planta Baja y 4 pisos más subsuelo), se articula con construcciones de menor altura y de marcada horizontalidad reitera el esquema compositivo del edificio carioca.

En la sala de atención al público los pisos evocan dibujos ondulantes que ideó Burle Marx para los pavimentos de la arquitectura moderna de Río de Janeiro. Siguiendo el mismo referente, sobre el muro medianero, el escultor Héctor Sixto Nieto hizo un mural, apelando a planos ondulantes. Los frentes están revestidos con placas cementicias rectangulares y venecitas en franjas de colores sobre la escalera de entrada, también en otros paños de la planta baja, además del tanque de agua ubicado en la azotea. El edificio presenta analogías corbusieranas y arquitecturas modernas de la Patagonia y brasileña, heredera del maestro suizo. La gran mayoría de las carpinterías son originales con marcos de madera y hoja placa de madera, en puertas y en ventanas predomina la perfilería de hierro con sistema de brazo de empuje. El estado de conservación del edificio en líneas generales es bueno pero se debe más por mérito de la calidad de la construcción y de los materiales empleados que por las inversiones realizadas en su mantenimiento.

El edificio se encuentra en uso en su totalidad debido a que Neuquén sigue siendo Central Regional con Jefaturas Zonales. Esto hace que el uso del edificio sea intenso pues se trabaja las 24 horas, con áreas de logística y distribución. Se han perdido, en cambio, las dependencias vinculadas al mantenimiento, tales como el área de cerrajería y carpintería, además de los talleres mecánicos para reparar los vehículos de la empresa. Entre los cambios más notables, señalamos el cierre parcial de la logia para ampliar las oficinas del sector y el cerramiento por debajo del voladizo de la escalera de acceso.

Contiguo a la entrada había dos escudos nacionales, uno sobre cada calle, el agregado de cartelería sobrepuesta oculta uno de ellos mientras que ha sido retirada la leyenda original de identificación institucional. Los ascensores y el sistema de calefacción siguen siendo los originales, conservándose en uso los radiadores y la caldera. Muy importante, como dice la Dra. Liliana Lolich, investigadora del Conicet, es “La protección de obras notables, como es el edificio del correo que hemos analizado, aparece como urgente necesidad”.

Era director y jefe del Distrito 22º de Correos y Telecomunicaciones (tal el nombre oficial de la época), que abarcaba toda la provincia de Neuquén y la de Río Negro, don Mario Carrera Frea. En la foto lo vemos en el acto inaugural cuando el padre Juan Gregui realizó la bendición de las nuevas instalaciones. Este edificio es testigo ineludible de la historia neuquina de la segunda mitad del siglo XX, aún recordamos nuestro camino a la Escuela N° 2 al cruzar ese “descampado” en las frías mañanas de aquellos inviernos -y ese baldío, en donde se emplazó el edificio, también fue “canchita de fútbol” para los vecinitos del barrio-, de aquel Neuquén de los 60.

Beatriz Carolina Chávez

DNI 6.251.256

Neuquén