El Mercosur en tiempos de coronavirus
Lucía Ducant/Bruno Mocciola*
Argentina sólo abandonó las conversaciones relacionadas a la firma de tratados de libre comercio con algunos países . A pesar de lo que muchos dirigentes mal anunciaron como «la ida de Argentina del bloque», no es el fin del Mercosur.
Que el mundo de mañana no será el mismo es muy probable. Veremos a la democracia transitar por nuevas sendas. Vigilancia y control al estilo “gran hermano” -término acuñado por George Orwell en su novela “1984”- podrían llegar a convertirse en moneda corriente y nuestras libertades individuales ser restringidas.
En este contexto, los instrumentos de cooperación internacional serán reevaluados, revisados y hasta incluso modificados. Y el Mercosur seguramente no quedará ajeno a esta tendencia. Ideado por Alfonsín y Sarney en la década de 1980, y puesto en marcha en 1991, es una herramienta para fomentar la integración regional de Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, impulsando el desarrollo de la región más austral de Sudamérica, para pensarnos y proyectarnos al mundo desde nuestro lugar.
En estos casi 30 años se ha logrado avanzar en ciertos aspectos, aunque no hemos llegado a los niveles de la Unión Europea, especialmente en cuanto a la libre circulación de bienes, servicios y personas. Aun así, se han generado acuerdos económicos de gran relevancia y se ha logrado un espacio de discusión fructífera en torno a problemáticas comunes de la región.
En este panorama de total incertidumbre económica, sin saber el rumbo que tomará el mundo, ¿es viable negociar tratados de libre comercio?
Ahora bien, el viernes último Argentina abandonó las conversaciones relacionadas a la firma de tratados de libre comercio con Canadá, Singapur, India y Corea del Sur. En la era de la desinformación y las fake news este acontecimiento enseguida se tradujo en titulares como “Argentina abandona el Mercosur” o “Argentina suspende su participación en el bloque regional”.
Sin embargo, el hecho de que el país decida no seguir negociando tratados de libre comercio con los países antes mencionados no significa de ninguna manera que Argentina abandone o suspenda su participación en el bloque regional. Es sorprendente encontrarse con una gran cantidad de noticias que, paradójicamente, desinforman.
En el comunicado oficial de Cancillería se explica que: “La Argentina dejó en claro que la incertidumbre internacional y la propia situación de nuestra economía aconsejan detener la marcha de esas negociaciones” y que “Esta posición, transmitida a los socios del Mercosur, no surge de un capricho, sino de una visión sobre el modo de fortalecer las relaciones con las naciones del bloque regional”.
No solo que no se refiere en ningún momento acerca de la salida de la Argentina del Mercosur -ni nada cercano a eso- sino que, además, se pone énfasis en la necesidad de fortalecer las relaciones con los integrantes del bloque.
Alberto Fernández tildó de “disparate” a las versiones que afirman que Argentina abandonó el Mercosur. “Por el contrario nosotros buscamos la unión entre los países del continente”. “Yo espero que los presidentes del Mercosur entiendan que estamos en un momento económico complejo”, concluyó.
Por otro lado, la razón que alude el gobierno argentino para tomar esta decisión es la crisis económica que desatará en la región la pandemia del coronavirus, aunque las diferencias ideológicas existentes entre Fernández y sus colegas de Brasil, Paraguay y Uruguay parecieran precipitar la decisión argentina.
Sin embargo, en este panorama de total incertidumbre económica, sin saber el rumbo que tomará el mundo, ¿es viable negociar tratados de libre comercio? Las urgencias se centran en otras cuestiones -tales como la pobreza, el desempleo, la inflación, la caída de la producción-, que incluso se podrían solucionar en conjunto, intrabloque.
Que esto es sin duda un golpe duro al Mercado Común del Sur, lo es. Pero, a pesar de lo que muchos dirigentes nacionales y provinciales mal anunciaron como la ida de Argentina del bloque, no es el fin del Mercosur. Que se encuentra debilitado, es cierto, no es una noticia nueva, pero no nos hemos ido.
El costo de esta decisión no está claro todavía. Es verdad que existen otros mecanismos para oponerse a la negociación conjunta de cualquier tipo de acuerdo. Es importante resaltar que se necesita la aprobación de los cuatro socios para firmar un tratado con otro país. El veto es la herramienta fundamental que tiene cada miembro para oponerse a cualquier tipo de decisión que se quiera tomar. Argentina bien podría haber hecho uso de este recurso y evitar así las críticas que llovieron.
*Licenciados en Relaciones Internacionales, Universidad Nacional del Centro (UNICEN)
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