3 de 14: cómo se vive en cuarentena por coronavirus en Neuquén

Marcela y Antonio volvieron de Brasil y se sometieron a una cuarentena preventiva. En diálogo con RÌO NEGRO contaron cómo es su día día.

Marcela y Antonio armaron las valijas y se fueron a vacacionar a Brasil. Claro que no esperaban el repentino avance del coronavirus por el mundo y mucho menos que llegara a Latinoamérica tan pronto. Lo cierto es que la vuelta a casa fue para someterse a una cuarentena de 14 días.

«Nosotros venimos de Brasil que inicialmente no era un país para hacer cuarentena, aunque hoy ya decretaron que sí. Pero a mi marido desde el trabajo le dijeron que la tenía que hacer. Llegamos el sábado a la noche y acá estamos, guardados«, señaló Marcela en diálogo con RÍO NEGRO, durante los primeros días de la cuarentena preventiva.

La heladera estaba vacía y ellos sin poder dejar su casa. Pero para eso existen los amigos, o las compras digitales. Marcela y Antonio no necesitaron las herramientas digitales de compra, es que inmediatamente muchos de sus amigos se pusieron a disposición para ayudarlos a abastecerse.

«Antes de irnos de viaje, por supuesto, que la heladera había quedado vacía. Por suerte me organice con amigos que fueron muy solidarios y nos hicieron las compras. Nos han ido trayendo y dejando en la puerta en casa y nosotros le hacemos transferencias bancarias como para no tener contacto con ellos. De esa manera abastecimos la casa», señaló la dueña de casa.

Ellos no tienen ningún síntoma que los haga sospechar de ser portadores de coronavirus, es por eso que hasta el momento no realizaron ninguna consulta médica, solo se limitaron a una vida rejas adentro de su casa.

«Por ahora no estamos en conflicto porque llevamos tres días de encierro. Tenemos un jardín grande así que podemos tomar aire. El que peor la pasa es el perro que se ha quedado sin la vuelta», bromeó Marcela que describió que en su casa la vida trata de ser «normal».

«Estamos bien, mi marido ocupa como un sector que sería como ir a la oficina, y yo como tengo mi taller acá en casa sigo trabajando desde acá. Además, de aburrirme no tengo tiempo porque a la señora que me ayuda en casa con la limpieza le dije, por supuesto, que no viniera. Así que tengo más tarea que antes. Aburrirme no me voy a aburrir», contó ella.

Antonio hace «home office» y, por tanto, respeta sus horarios laborales, conectado con la empresa en la que trabaja. Marcela trata de mantener su rutina de trabajo habitual en su taller de accesorios. Luego si, dedican el resto del tiempo al ocio y a mantenerse activos pese al «encierro».

«Tratamos de respetar los horarios, pero recién empezamos vamos a ver como sigue esto dentro de 14 días que es cuando terminamos. Lo que si hacemos es actividad física. Él hace sus ejercicios de Tai Chi, yo hago mis ejercicios de Yoga, así que por ahora venimos estando tranquilos y con el apoyo de todos los amigos», confió la mujer de la pareja que llegó de un Brasil donde aún no se tomaban demasiados recaudos sociales.

En cuarentena por coronavirus también hay momentos de trabajo y momentos de ocio ((Foto: Florencia Salto)

«En Brasil, te diría que no había ningún tipo de precaución. Nosotros andábamos con el alcohol en gel y en casi todos los negocios y lugares públicos que íbamos en Brasil había alcohol en gel, pero más precaución no había. De hecho en un momento nos rodearon un grupo de chinos, varios con barbijos, y nos dio esa sensación de querer huir. Uno termina discriminándolos por ser el país de origen, pero en realidad son los que más precauciones tienen», contó Marcela sobre algunas vivencias del viaje en relación al avance del coronavirus.

Los vuelos de regreso fueron «tranquilos» en Ezeiza fue donde se hicieron evidentes las medidas de prevención. Luego, los controles los abandonaron.

«El viaje fue tranquilo, no nos dieron de comer en ninguno de los dos aviones por precaución. Antes de bajarnos del vuelvo de Río a Buenos Aires nos pasaron con un aerosol arriba de los asientos como para desinfectarnos y cuando bajamos nos hicieron hacer como una fila india bastante separados y pasábamos por un escáner, que supongo yo tomaba temperatura y nos hicieron firmar unas notas. Después cuando subimos al micro desde Ezeiza a Aeroparque te das cuenta ahí que te mezclas con gente que viene de todo el mundo. Así que posibilidades de contagio en los aeropuertos tenés miles«, contó la mujer neuquina sobre el trayecto de vuelta hasta su casa.

A Marcela y Antonio, como a muchos otros, le restan unos 10 días en cuarentena. Hubo planes postergados y reprogramados, y seguramente los seguirá habiendo pero lo importante es cuidar la salud propia y de toda la sociedad.

«Estamos trabajando la flexibilidad porque esta situaciones te hacen parar y reflexionar. Yo tenía programadas estas dos semanas para hacer un montón de cosas que tuve que reestructurarlas, te tenés que flexibilizar porque esto es lo que te toca en este momento», cerro Marcela.


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