Mario Bunge y la mentada solidaridad

Luis Ceserani *


Como planteaba este destacado científico y filósofo, aceitar los engranajes de la libertad, la solidaridad y la igualdad son desafíos a enfrentar en este nuevo momento de nuestro país.


Luego que el Presidente de la Nación inaugurará las sesiones legislativas del Congreso y sumado al contexto en el cual se encuentra inmerso el país surge una pregunta ineludible: ¿qué es ser solidario?

Uno puede entender que ser solidario es tener empatía con la solidaridad. En otras palabras, es la adhesión o el apoyo a las causas o intereses ajenos especialmente en situaciones comprometidas o difíciles. Cuando se lee esta idea, uno piensa que lograr la solidaridad es una cuestión rara, más que difícil. Raro porque es poco frecuente encontrar actos que respondan al concepto de solidaridad. Difícil porque requeriría habilidad o esfuerzo para lograr la solidaridad.

La cuestión es que, en este momento, la sanción de la ley 27.541 llamada de Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva apunta a la cuestión de la solidaridad como uno de los pilares básicos de la reactivación, no solo productiva sino del país en su conjunto.

Entendemos que es un buen camino, un buen pilar para lograr la reactivación del país. La cuestión versará sobre analizar hasta dónde la solidaridad dejará de ser algo raro para pasar a ser difícil.

En otras palabras, cuándo dejará de ser poco común o frecuente para pasar a ser algo que requiere de un esfuerzo o mucho trabajo. Ahí esta la diferencia. De allí que los ejemplos vivientes sirven para dirimir diferencias.

El 24 de febrero en Montreal dejó de existir, solo entre nosotros, Mario Bunge. Decimos que solo entre nosotros porque nos queda su vasta obra.

Al decir de Borges, se trataba de un hombre bueno, un hombre de ciencia, que anteponía el bien común sobre sus intereses personales. Dedicó su vida a la investigación; un hombre que llegó a crear un esquema de sociedad ideal según la cual la misma se compondría de dos triángulos unidos por sus cúspides: el inferior esta formado por el trabajo, la salud y la educación; el triángulo superior, montado sobre el precedente tiene por lados la igualdad, la solidaridad y la libertad. Cuando uno hace un análisis de este esquema, se da cuenta de que efectivamente una sociedad basada en la educación y en la salud podría ser una sociedad ideal. Sino, observemos qué pasó con la muerte de siete niños indios wichi y nos daremos cuenta de qué se trata.

Muertes de niños sin salud ni educación alguna, solo condenados a sobrevivir como puedan y con una ministra de Salud que dijo: “No es de hoy que los chicos mueran en esta época del año”; dando a considerar las muertes (sin salud) como algo normal, como algo que era de esperar.

Sarmiento fue un acérrimo defensor de la educación. Más allá de lo que se le pueda objetar sobre su persona, defendió a ultranza la educación.

De manera tal que este esquema puede ser una salida importante para nuestro país en este momento. Aceitar los engranajes de la libertad, la solidaridad y la igualdad es otro de los desafíos a enfrentar en este nuevo momento de nuestro país.

Bunge fue hombre solidario con todas las letras, más cuando se le pedía que venga a Argentina a dar una charla. Jamás cobró honorario alguno, jamás peticionó algo fuera de lo común. Hoy, que se habla de ser solidario, sin precisar conceptos claros sobre el mismo, sin marcar diferencias entre lo que es ser solidario y lo que no lo es.

Bunge es un buen ejemplo de ello. Un modelo a seguir. Lo dio todo sin pedir nada a cambio.

Entiendo que un buen homenaje en su memoria fue que días pasados comenzó puntualmente el ciclo lectivo: miles de alumnos fueron a las aulas. Se dejaron de lado los reclamos salariales y se dio inicio a las clases. Lástima que faltó rendir un homenaje al científico en todas las aulas o, quizás, el día de su muerte se debió izar la bandera a media asta aunque sea por un día.

Un gran argentino dejó de existir. Uno mas de los innumerables que supieron llevar nuestra bandera en alto, como lo hicieron Leloir, Houssay y Milstein.

Es precisamente en este momento, en el que se requiere que todos los argentinos seamos solidarios para lograr sacar nuestro país adelante, necesitamos dejar de lado nuestros egoísmos y pensar, de una vez por todas, en sacar este país, nuestro país, adelante.

Es por ello que la vida y el ejemplo de solidaridad de Bunge es un buen modelo a seguir.

(*) Abogado, doctor en Derecho, profesor universitario.


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