Totito, el lanudo viejito que encontró una familia que lo quiera y lo cuide

Octubre. Primavera de 2019. En la esquina de Evita y Kennedy, de Roca, detrás de los pasos de una señora apareció de la nada un viejo y arruinado perro. El asunto es que, por alguna razón, el can hizo de esa esquina un lugar para quedarse y esperar. Una estadía que duró casi dos largos meses.

El lanudo perro de color marrón oscuro con una marcada corbata blanca de pelos en su pecho, mirada tierna y cejas pronunciadas, soportó el variable clima: calor, viento, lluvia y también frío. Fiel a alguien, esperaba desorientado. Pero nunca nadie lo buscó.

A medida que pasaban los días, no tardaron en aparecer manos solidarias que le acercaron agua, comida y una cajita para dormir en las noches desoladas, según comentaron.

Mientras la agrupación Sin Pirotecnia/Sin maltrato animal a través de su pagina difundió la situación del animal; Silvina Barahona no dudó en buscarlo y Marisa Rinaldi, junto a José Muñoz decidieron adoptarlo. Así  el viejo perro daba vuelta la historia de su vida.

Totito, como lo bautizaron los vecinos del lugar -aunque responde simpático a la palabra viejito-, disfruta del bienestar de una vida feliz. Duerme adentro en una confortable cama, es muy mimoso y agradecido con las caricias. Le encanta los baños con masajes que le da su dueña y estar a «upa» sentado en la falda. También echarse en la vereda y mirar la gente pasar. Las caminatas son uno de sus placeres, además de andar en moto y acompañar a hacer las compras a José. «Totito es popular en el barrio», comenta emocionada su dueña.

Hoy el pasado duerme arrumbado en algún rincón de la memoria de Totito que, por alguna razón, lo condujo esa tarde a caminar sin sentido, detrás de los pasos de alguien que nunca se detuvo a mirar hacia atrás.

Hoy, Totito es feliz y parece sonreír cuando le sacan fotos para completar el álbum de su historia con quienes decidieron abrazarlo de acá en adelante.