La vigencia del billete de 5 pesos se volvió un problema en Neuquén
Algunos los dejan como propina, otros los usan para pagar en los comercios, que no pueden rechazarlos.
El Banco Central de la Nación Argentina (BCRA) comenzó un plan de destrucción de billetes deteriorados a partir del 2017: ahora llegó el turno de los de cinco. En el centro de Neuquén bares y cafeterías, kioscos y comercios minoristas sufren el efecto bumerán con el billete de $5 que dejará de circular el primer día de febrero.
Pese a que las monedas de 5 pesos ya comenzaron a circular, los billetes del mismo valor aún se pasan de mano en mano y se resisten a ser desechados.
Hasta el 31 de enero continuará funcionando como método de transacción, por lo que los comercios están obligados a recibirlos. Pero, con algo de astucia, tanto clientes como vendedores utilizan estrategias para desprenderse de los billetes.
Una maniobra que utilizan los consumidores, es dejar los billetes próximos a extinguirse en la propina de los mozos. “Suelen dejarlos en las mesas y se van”, señaló Evelyn, camarera de una cafetería céntrica de Neuquén.
Agregó que, aunque se debería dejar el 10% del total de lo consumido, algunos sólo dejan los 5 pesos y se retiran.
“Nosotros no intentamos desprendernos de nada”, remarcó Dina, la dueña de un kiosco ubicado en el Bulevar Marcelo T. de Alvear. Enfatizó que, si está en la calle, tienen que recibirlo: “los que quedan hay que aceptarlos”.
Por otro lado, Oscar, también propietario de un kiosco del centro de Neuquén, entre risas admitió que suele liberarse del billete a través de los proveedores. Sostuvo, de todas formas, que el papel que pronto dejará de circular, es una gran herramienta para tener cambio disponible. “A mi no me gusta dar caramelos como método de cambio. Prefiero darles el vuelto con plata, como corresponde”, recalcó.
Luis, un cliente que acostumbra visitar a Oscar, reflexionó sobre cómo este billete en algún momento en los años 90 equivalía a 5 dólares y hoy no vale casi nada, consecuencia de la inflación. “Eso quiere decir que la gente perdió totalmente su poder adquisitivo”, analizó. Como claro ejemplo, Oscar señaló que por ese valor no se puede comprar nada más que dos caramelos.
Gisella trabaja hace varios años en el rubro de la panadería y recordó cuando con 5 pesos se podía comprar un kilo de pan. “Hoy tal vez te podés llevar dos biscochitos con eso”, observó, pues remarcó que una factura, por unidad, cuesta arriba de $20.
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