Juan Ordoñez: vivir entre seis cuerdas

Es cipoleño y tiene una extensa y prolífica carrera artística como músico sesionista. De regreso a su ciudad, tras años en Capital y el exterior, enseña guitarra a distancia a través de las redes.

Dedicarse a la música no es un camino lineal, e implica mucho más que “pegarla y tener éxito”. Las aristas se diversifican y el derrotero para vivir de ella -de la música- tiene muchas bifurcaciones. Juan Ordoñez, más conocido en las redes como Juan Ordonez, con la n por ñ, supo, a los 11 años, que viviría de la música. “Mi mamá me sugirió tomar clases de guitarra cuando era niño y así fue que me enamoré y no la solté nunca más”, dice hoy, casi 25 años después de aquellas primeras clases.

Sus inicios fueron en el metal pesado, en su Cipolletti natal. Formó bandas como Resistir o Papi George, luego emprendió un viaje hacia Buenos Aires, donde estudió música y luego, producción musical. “Siempre supe que quería vivir de las seis cuerdas”, resume.

Su periplo porteño se extendió por 14 años en los que resolvió “patear para más adelante” su proyecto musical y dedicarse a “tocar en los proyectos de otros”. Entendió que, como músico sesionista podía dedicarse a la música mientras su proyecto se gestaba.

“De niño, mi mamá me sugirió tomar clases de guitarra y así fue que me enamoré y no la solté más. Siempre supe que quería vivir de las seis cuerdas”.

Juan Ordoñez

“Al principio tenemos el sueño de pegarla con la música, ser una estrella y todo eso”, recapitula. “Me di cuenta de que era muy difícil hacer música original y poder vivir de eso, hay que cargar una mochila muy pesada, remarla sin ganar un peso y laburar de otra cosa para subsistir”. Como músico sesionista hizo vivos, participó de grabaciones y salió de gira por el mundo. A su manera, Juan la pegó. “A los dos o tres años de recibirme ya estaba viviendo de la música”, reveló.

Fue guitarrista de Adrián Barilari, Rata Blanca, Mr Hi, David Bolzoni y Alberto Plaza, entre muchos otros. “Llegué a estar en diez bandas a la vez, con giras y muchos recitales”, recuerda hoy.

Juan Ordoñez y su pareja tomaron la decisión de probar suerte en el exterior por lo que consiguieron una visa de un año para vivir en Australia, donde Juan empezó tocando en la calle. “Así ganaba más plata que en Buenos Aires”, dice entre risas.

Al poco tiempo empezó a tocar con bandas y consiguió trabajo en una universidad en Sídney. Todo iba muy bien hasta que, pasado el año y vencida la visa, no lograron extenderla y regresaron a Buenos Aires, aunque por poco tiempo.

Juan y su pareja habían decidió formar una familia y eso no sería en Buenos Aires, por lo que regresaron al Alto Valle. Dos años después de aquella decisión Juan cuenta que alejarse de la capital “fue duro”. “Ya tenía un circuito armado, con muchos contactos y estaba cosechando lo que había sembrado durante 14 años, pero tomé la decisión para formar una familia”.

Con Adrián Barilari, Juan Ordoñez, primero desde la derecha.

De regreso en su ciudad natal empezó a reencontrarse con el lugar, pero esta vez desde las redes sociales para trabajar “para afuera”. Así comenzó una carrera de docente a distancia, alumnos en diferentes partes del país y algunos de Perú o Guatemala, a los que enseña con una cámara web y un micrófono. Además, sigue grabando como músico de estudio para artistas de todo el mundo y trabaja como docente en la Escuela de Música de Neuquén. También suma cerca de 20 alumnos que asisten a su estudio local.

Visita la NAMM por segunda vez

En estos días, Ordoñez prepara un viaje a los Estados Unidos. Es que, por segunda vez consecutiva, se irá a Los Ángeles para asistir a la National Association of Music Merchants (NAMM), una de las exhibiciones más grande de productos musicales del mundo que, desde 1901, se realiza cada enero.

La muestra atrae a las empresas que, de alguna u otra manera, participan de la industria musical, como fábricas de instrumentos, distribuidores, casas de música, etc. “Como músico te volvés loco, encontrás las ultimas guitarras, baterías, los últimos modelos de todo”, cuenta entusiasmado.

Una marca lo contrató como sponsor para que pruebe sus productos y toque en el stand. Este año había descartado ir, considerando la crisis económica que se vive en nuestro país, pero ahora todos los gastos corren por su patrocinante.


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