Primer guiño de Nación hacia Vaca Muerta: rebajan las retenciones al petróleo
La modificación de la alícuota de retenciones para los hidrocarburos marcó una atención especial al sector y la apertura del diálogo con las empresas que esperan despejar la incertidumbre para definir inversiones. Las tarifas serán otro punto a abordar.
La síntesis podría decir que el gobierno nacional avanzó con el pie derecho en su primer paso en la industria hidrocarburífera y comenzó a andar el camino para lograr que el nivel de desarrollo, en especial en Vaca Muerta, se reactive. Pero la historia de la primera semana del Frente de Todos en Energía es más larga.
El sábado, a apenas un puñado de días de asumir el gobierno nacional, el decreto 37/19 que eliminó el tope de 4 pesos por dólar para las retenciones puso los pelos de punta en el sector petrolero porque representaba elevar del 6,7 al 12% el descuento.
Mientras las firmas sacaban números, el martes se presentó el proyecto de Ley de Emergencia Social que marcaba otro cambio sobre las retenciones, esta vez elevándolas al 15%. Pero la propuesta fue rápidamente modificada y para cuando el proyecto de ley ingresó finalmente al Congreso, incluía que el tope máximo de retenciones para el sector hidrocarburífero será del 8%.
Si el cambio de la letra representó un guiño a favor de las empresas que invierten en Vaca Muerta, la forma en la que se lo hizo fue aún más significativa y generó un impacto positivo en la opinión de la mayoría de las empresas.
Es que por la mañana, el ministro de Economía, Martín Guzmán, presentó en conferencia de prensa el proyecto de ley que, sin ser específico, elevaba al 15% las retenciones a los hidrocarburos al englobarlos en un paquete general.
Pero para las 16.57, cuando el texto ingresó al Congreso, incluía un nuevo artículo, el 49, que fija que el tope máximo será del 8% del valor imponible o del precio oficial FOB tanto para hidrocarburos como minería. Este cambio fue introducido por el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, el hombre que el martes comenzó a ganarse la confianza de las petroleras.
La negociación para introducir ese cambio estuvo en manos del gobernador de Neuquén, Omar Gutiérrez, quien actuó como facilitador, incluso de las reuniones que por la tarde de ese día comenzó a tener con Kulfas y las petroleras.
En términos concretos, el viernes el barril de Medanito cotizó a unos 52,30 dólares con la fórmula de retenciones de Macri. De elevarse al 15% el precio para el martes habría descendido a los 50,89 dólares, más de 16 dólares por debajo de la cotización del Brent que lleva varios días al alza.
Finalmente, con el 8% acordado el precio por barril ronda los 55,1 dólares, un valor que fue analizado como aceptable por varias firmas, aunque también se reconoció que implica aplicarle un techo al precio del crudo local.
En números
- 8%
- es la alícuota que se incorporó como tope para las retenciones en el sector hidrocarburífero y también en la minería.
Pero las retenciones que se aplican por derechos de exportación tienen varias aristas. Una funciona como un amortiguador del precio interno del petróleo y por ende del valor de las naftas, dado que en la práctica es muy poco el petróleo que se exporta.
Con este 8%, los surtidores pasarán a tener un menor atraso que el que registraban el viernes pasado, que irá del 10 al 7% en promedio, por lo que no se descarta una nueva suba en las naftas entre lo que queda del año y principios de enero.
En la vereda del gas
Otra de las aristas es la que afecta a los productos de la industria que sí se exportan como es el gas natural licuado (GNL) que elabora YPF en la barcaza de Bahía Blanca. Se trata de un negocio de ganancias marginales en el que el cambio en las retenciones lima los ya magros ingresos.
Es por esto que desde las empresas se analiza como muy probable que, luego de lo que será el acalorado tratamiento de la Ley de Emergencia, puedan fijarse retenciones diferentes para este producto o incluso otros líquidos extraídos del gas.
En el mercado del gas es también en donde se vislumbra el siguiente paso que deberá dar el nuevo gobierno nacional, en este caso la definición del congelamiento de las tarifas que se planteó por seis meses.
Para las productoras, congelar los valores vigentes para el gas que proveen representa, por un lado, un enigma dado que si bien el valor por millón de BTU es mayor al que hoy se vende, en temporada cálida, el precio final no es tan benévolo si se tiene en cuenta que la conversión está fijada a un dólar casi arcaico, de 41 pesos.
Pero además, los contratos para el aprovisionamiento de gas, por ejemplo para los usuarios residenciales, tienen fecha de vencimiento en marzo del año entrante. Por lo que más allá del congelamiento tarifario se deberá resolver también la cuestión del aprovisionamiento de fondo.
La negociación promete no ser sencilla, dado que si el hilo se tensa demasido a favor de los usuarios, las petroleras ya anticipan que no habrá nuevas inversiones en el segmento de gas y en no mucho tiempo la producción podría comenzar a descender. Un planteo que tiene como telón de fondo la amenaza del retorno del barco regasificador.
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