Refugios de mujeres en Neuquén: entre el reclamo y las nuevas construcciones
El gobierno de Neuquén cuenta con uno solo y promete construir otros. Los municipios de Cutral Co y Las Lajas tienen activos centros para alojar a las víctimas y sus hijos. Estos espacios son clave para las mujeres que carecen de autonomía económica.
Rápido, como un pulpo, agarró lo que pudo, les pidió a cuatro de sus hijos que la sigan -los más grandes ya se habían ido de la casa- y alzó a la bebé. En ese momento no se dio cuenta, pero se había olvidado los pañales. Tenía que hacer todo antes que él se despertara. Ya lo había denunciado muchas veces, pero siempre volvían a convivir. El miedo que le tenía era proporcional a su falta de recursos: ¿a dónde vivir con los nenes? ¿qué les iba a dar de comer?Sin embargo, esa madrugada se dio cuenta de que tenía que sobrevivir y se fue al juzgado. Ahí pasó todo el día y, cuando llegó la noche, las “chicas” del gabinete, sin tener otra solución, la acomodaron con los niños en el piso de una de las oficinas. Seguía sin tener a dónde ir.
La historia ocurrió en Plaza Huincul, en 2013. Todo fue para peor. A falta de lugar, Desarrollo Social llevó a la mujer y a los chicos a “vivir” a un edificio de varias habitaciones que antes habían servido de alojamiento a petroleros y ahora estaba abandonado. La situación solo mejoró un poco cuando la Multisectorial de Mujeres de la comarca denunció públicamente lo que ocurría.
Con un refugio para mujeres, la historia podría haber sido otra. Acuerdos internacionales y la ley 2785 de Neuquén establecen que el Estado debe disponer de alojamientos para las víctimas. El saber de su existencia ayuda a tomar la decisión de romper con la relación -o escapar- y el vivir en ellos es la primera instancia de contención.
El Gobierno provincial cuenta con un solo refugio: el Madre Teresa, que abrió sus puertas hace 15 años por el impulso de un grupo de mujeres que habían sido víctimas de violencia. Según el presupuesto presentado por Omar Gutiérrez, el año que viene comenzará la construcción de su propio edificio. También se presupuestó uno para Chos Malal y otro para Zapala. Además, la ministra de Ciudadanía a cargo de Desarrollo Social, Seguridad y Trabajo, Vanina Merlo, anunció uno más para San Martín de los Andes.
Actualmente, las mujeres son alojadas en el Madre Teresa, en los únicos refugios municipales de la provincia, ubicados en Cutral Co y en Las Lajas, o son asistidas con un aporte económico para pagar un alquiler. El monto va de seis a ocho mil pesos, según surgió en el debate de la declaración de la emergencia en violencia de género, y es insuficiente.
El bloque de diputados del Movimiento Popular Neuquino (MPN) respondió que ya se planificaron aumentos en esas partidas, entre otras medidas, y la iniciativa quedó en la comisión de Desarrollo Humano y Social mientras las organizaciones que lo impulsan cuestionan la decisión.
Las mujeres se mudan al refugio por voluntad propia y por la misma pueden retirarse, pero en cada caso hay requisitos para que las acepten. En el que depende de Provincia deben estar en una situación de urgencia, explicó la subsecretaria de Familia, Emilce Troncoso, y basta con una llamada a la línea gratuita 148. Pueden alojarse hasta 30 días al igual que en el de Cutral Co, donde son derivadas desde el juzgado, la comisaría de la Mujer o Desarrollo Social.
En Las Lajas, tiene que haber una denuncia. Solo reciben a mujeres de la localidad y pueden permanecer hasta siete días. En todos los casos el plazo puede extenderse, aunque las responsables afirman que no suele ser necesario.
En el refugio las mujeres viven con sus hijos desenvolviéndose como en su propia casa, pero con contención psicológica y acompañamiento en todo lo relacionado a la denuncia de violencia (controles de salud, audiencias judiciales, etc.). Cuentan con seguridad las 24 horas y se trata de que su ubicación sea secreta para que los victimarios no las encuentren.
Las mujeres se van con algún alojamiento posible y toda una vida por resolver. En algunos casos, la falta de recursos y las circunstancias propias del círculo de la violencia terminan haciendo que vuelvan a caer en la relación violenta, pero, esta vez, saben que no están solas.
En números
- 110
- mujeres se alojaron en el refugio Madre Teresa, de enero a octubre,con 165 niños, la mayoría menores de 5 años.
- 200
- mujeres permanecieron en el refugio de Cutral Co junto a sus hijos, desde que se creó.
Según los anuncios oficiales, en el 2020 se multiplicarán los refugios de mujeres en una provincia que lidera los índices de femicidios (según la Corte Suprema de Justicia) y en la que se atienden unos 27 casos de violencia machista diarios.
Después de 15 años, se presupuestaron los fondos para construir el edificio del único refugio provincial. Hoy funciona en un espacio alquilado, con lugar para 14 personas y un centro de cuidados infantiles.
También se incluyeron en el presupuesto un refugio para Chos Malal y otro para Zapala. En esta última localidad, la intendenta, Soledad Martínez, tiene previsto inaugurar el que se comenzó a construir hace cinco años antes de entregarle el municipio al MPN y asumir la banca de diputada.
El intendente de Plottier, Andrés Peressini, también dejará su puesto con la construcción de un refugio puesto en marcha. Este fue uno de los compromisos adoptados por el Estado neuquino, luego de reconocer su responsabilidad en la violación de los Derechos Humanos de Ivana Rosales, víctima de violencia de género.
El otro refugio que debe activarse es el de Aluminé. La construcción se finalizó hace meses, pero, al igual que ocurrió en Zapala, Nación no envió los fondos comprometidos para que comience a funcionar.
La ministra Vanina Merlo también anunció a Río Negro la construcción de un refugio entre San Martín y Junín de los Andes.
A excepción del de Zapala, las construcciones se realizaron con el sistema Corfone, o sea de placas de madera, sobre terrenos conseguidos por los Municipios, con la gestión de Provincia y fondos de Nación, que no siempre llegan a tiempo.
*Por Laura Loncopan Berti
De enero a octubre de 2019, en toda la provincia de Neuquén, se recibieron en total 10.580 denuncias en las Oficinas de Violencia del Poder Judicial. El mes en que hubo menos casos fue junio con 824. De lo que ingresa se judicializa el 31%.
Las cifras revelan que se trata de un problema sostenido. Pero no abarca todo el universo de víctimas de la violencia machista. Muestra a quienes pueden o quieren denunciar. No todas están en condiciones de hacerlo, y tampoco debe ser una imposición exigible. Ninguna mujer es una heroína por hablar, ni una miserable por callar. Esas dobles varas solo miden estigmas.
¿Por qué el movimiento de mujeres y los feminismos reclaman más presupuesto? Porque es necesario pensar en el día después. Saber cuántas denuncian, pero también garantizar sus proyectos de vida. ¿Pueden pagar un alquiler?, ¿Dónde reciben acompañamiento?, ¿Están desempleadas?
¿Por qué se pide, además, que se cumpla con la capacitación en género de los tres poderes del Estado? Porque es mucho más que exigir: “Ni una Menos”. Es comprender que los varones dedican menos horas que las mujeres a las tareas de cuidado en la mayoría de los hogares, y eso no se considera trabajo, ni se paga; que avala que una empleada cobre menos por un mismo puesto; que legitima que sean juzgadas ante un tribunal por disfrutar tener sexo. Si la ESI nos ayuda a decidir, que la “ley Micaela” sirva para transformar.
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