Europa sobre ruedas: el pintor de Villa La Angostura en las bicisendas de Dinamarca
Tercera escala de Guido Ferrari en su viaje europeo. Quería seguir avanzando, pero necesitaba bajar costos: compró una bici, una carpa y una bolsa de dormir. Acá te cuenta lo que descubrió mientras pedaleaba en el país nórdico, donde todas las rutas tienen bicisenda.
Guido Ferrari, el artista de Villa La Angostura, quería seguir su viaje por Europa pero necesitaba bajar costos. En Dinamarca, un país donde todas las rutas tienen bicisenda, compró una bici y una carpa. Acá te cuenta lo que descubrió en el camino mientras pedaleaba en el país nórdico en esta aventura que comenzó en Islandia
«A las 8 de la mañana cruzaba el puente que une Suecia con Dinamarca y así llegaba a Copenhague. Mi protocolo en las ciudades siempre fue bastante simple, buscar el centro y de ahí, arte… lo que no era simple era el transporte: las caminatas estaban siendo cada vez más complicadas, una mochila de 100 lts, una mochila de 65 lts y un carrito de compras de 75 lts. Aunque es mucho peso, la fortaleza me la daba conocer nuevas culturas, historia, construcciones, música…
Después de un día largo visitando museos y galerías, empecé a preocuparme al no conseguir lugar para pasar la noche: había un gran festival de música y todo lo económico estaba agotado. Terminé durmiendo bajo un puente en el parque principal, sin carpa y sin bolsa de dormir. La noche de lluvia fue extensa.
“Todas las rutas tienen bicisenda en Dinamarca. Y si no estaba pensada de antes, ellos adaptan la ruta. No me faltó nunca una en todo el recorrido por el país”.
Guido Ferrari
Al día siguiente me encargué de conseguir una carpa y bolsa de dormir, las dos de oferta. La carpa que de un lado nunca cierra, más adelante me trajo muchos problemas: lo barato sale caro…
Después de caminar unos largos 25 km viendo qué podía pintar y conociendo esta fantástica ciudad, me detengo media hora o quizás una: estaba viendo la oferta de una bicicleta, analizando las posibilidades…
Todo cerraba, solo tenía que conseguir algunos suplementos para adaptar mi equipaje, así que después de realizar la feliz compra, enganché las mochilas con unos pulpitos y salí, de bicicletería en bicicletería.
Me recorrí más de 30 km por Copenhague y las afueras. Pensé que para ser la ciudad más famosa por el uso de bicis les hace falta una buena bicicletería. Y no la encontré, debe ser que compran todo en Amazon…
Pasé la noche en un camping de la ciudad. Allí, al día siguiente, empezaría una etapa completamente diferente. Distinta también a la segunda parte del viaje, en Suecia.
Salir a la ruta al principio fue horrible: me confundí de carril y me metí a la autopista, cinco o siete km con bocinazos. El peor invento del hombre…
Cuando logré salir de la autopista entendí: todas las rutas tienen bicisenda, sino estaba contemplada de antes, ellos adaptan la ruta. No me faltó bicisenda en todo el recorrido del país…
Luego de salir de la ciudad, saboreé la libertad, sentí abrir las alas. El equipaje y gastar dinero en transporte ya no eran un problema.
A 20 km de Copenhague frené en un campo de amapolas y me puse a pintar, sino es ahora cuándo, me dije, qué importa luego, no llego tarde a algún lado…
En ese entonces desarmar el equipaje de la bici para pintar me pareció algo tedioso. Ahora con los ritmos de viaje, ya estoy acostumbrado.
Continué hacia el oeste otros 20 m, para el primer día de pedaleo y con el esfuerzo de los días anteriores, 40 km y monedas, estaba bastante bien.
Empecé a conocer al danés de interior, más que fríos me parecieron altaneros y medios vagos, si se me permite generalizar… Observé que necesitan trabajar poco y ganan bien…
Al día siguiente decido ir para el sur. Deseo aclarar que las decisiones tomadas en todo el viaje fueron por una soga que tiraba desde adentro del pecho, no averigüé nada, ni qué había en el sur, ni si podía acampar, si habían lugares interesantes, si las rutas eran aptas… Esto fue una decisión, no es que no pudiese investigar.
Vadeando la costa del mar Báltico di con uno de los lugares más hermosos. Stevns nature centre es una reserva natural, preparada con parcelas gratuitas, fogones y playa… pero lo mejor de todo son los acantilados de tiza en un punto panorámico de más de 180 grados. Gracias a esto fue un lugar estratégico para los nórdicos en la guerra fría, hoy usado para avistaje y estudio de aves.
Me quedé allí cargándome de energía, pinté tres o cuatro veces, hice fuego y ví las estrellas. Seguí camino, mi próxima parada sería a casi 100 km, llegué a la isla de Falster, donde encontré un camping muy especial.
Cuando entré los dueños estaban en su restaurante cocinando, me invitaron a comer. El lugar era una galería de arte y todo el camping estaba organizado con reproducciones de grandes maestros de la pintura y explicaciones de algunas de ellas. “Este lugar me estaba esperando”, pensé…
El dueño Goos me propuso que le pintara algo de la zona y él lo exhibiría en su galería, así que luego de dos días de pintar cisnes, sumó mi pintura a su exhibición permanente.
En todo el viaje, seguir después de conocer gente tan interesante y amable resulta penoso, pero así es el camino, y en la bolsa de amor, llevaré sus recuerdos.
El siguiente paso sería cruzar a Alemania en ferry. Y luego, una pedaleada potente a Hamburgo».
Por sus paisajes, y su preparación, recomiendo un viaje en bici por Dinamarca. Sus rutas son llanas, entonces es familiar. Y ante cualquier desperfecto se puede subir al tren fácilmente.
Hay muchos lugares de acampe gratuitos y bien preparados.
Quizás miento por mala memoria, pero no recuerdo una ruta sin bicisenda.
Contacto:
www.guidoferrari.com
Instagram: @GuidoFrancoFerrari
Facebook: Guido Franco Ferrari
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