Empresas frutícolas evaden impuestos subfacturando sus exportaciones

Existen algunas firmas regionales que declaran valores FOB por debajo de los costos de producción del sistema. En los mercados Latinoamericanos es donde más distorsiones se observan. Paraguay es uno de los casos emblemáticos.

En la presente temporada se llevan exportadas 87.000 toneladas de manzanas.

Los cambios a los que tuvo que hacer frente la fruticultura para poder sobrevivir en estos últimos años, producto –entre otras cosas– de las erróneas políticas económicas aplicadas en el país, han sido diversos e inéditos dentro de lo que es el tradicional contexto del comercio global.

Pero lo que nunca se ha observado con tanta intensidad en estos tiempos es que las empresas declaren que pierden millones de dólares a través de sus exportaciones en ciertos destinos con el solo objetivo, en principio, de mantener mercados.

¿Cómo se llega a esta afirmación? Relacionando los valores que declaran las empresas por su fruta al exportar y los costos internos que deben afrontar. Cuanta mayor diferencia entre estas variables, más rentabilidad se obtiene.

La estadística oficial muestra que el precio promedio declarado por las firmas frutícolas para la exportación de manzana (Valor FOB), durante el período enero-septiembre 2019, se ubicó en los 0,78 dólares por kilo. Esta es la cotización con que proyectan los ejecutivos regionales vender su oferta teniendo en cuenta las proyecciones sobre los precios a obtener en destino una vez vendida la fruta. Este valor se consensúa, generalmente, con los importadores.

Es decir que por una caja promedio de 19 kilos de manzana los exportadores regionales estiman ingresos promedio en torno a los 15 dólares para lo que va de esta temporada.

Los empresarios responden en esta misma sintonía al ser consultados sobre cómo se obtiene el valor FOB declarado. Aseguran, por un lado, que el número declarado es una proyección de los promedios que cancelarán los importadores de los distintos mercados al momento de vender la manzana. Pero también este precio, por lo general, tiende a acercarse a los mínimos retornos que puede tener la actividad teniendo en cuenta su estructura de costos. Porque, en definitiva, a nadie le gusta perder dinero.

“El valor FOB de exportación está determinado en el mercado internacional. Las causas de su fijación son totalmente independientes de los costos internos. Aquí está uno de los mayores problemas de la fruticultura argentina. Los altos costos internos, impositivos, relacionados al salario de los trabajadores y, en algunos casos, consecuencia de la falta de eficiencia en algunas etapas de la producción, provocan la baja competitividad de la oferta frutícola local”, aseguró el titular de la Cámara Argentina de Fruticultores Integrados (CAFI), en conversación con este medio. (Ver entrevista aparte)

Con la temporada ya avanzada, y estos conceptos sobre la mesa, se pueden proyectar algunas interpretaciones.

En primer término, hay que mencionar que durante el período enero-septiembre 2018 el valor FOB declarado por los exportadores se ubicó en promedio en 0,97 dólares por kilo. Es decir, cayó en la presente temporada alrededor del 20% en términos interanuales. Asimismo los costos internos locales de la actividad se mantuvieron o subieron levemente en estos últimos doce meses –compensados por la devaluación–, por lo que hay que pensar que, si durante la temporada pasada los exportadores señalaban que habían tenido un balance negativo en sus números finales, este año comercial presentaría un preocupante quebranto para todas las exportadoras. Muchos son los empresarios que avalan esta teoría.

“Que haya bajado el valor FOB significa que los mercados importadores estuvieron este año dispuestos a pagar precios menores”.

Agustín Argibay, titular de la Cámara Argentina de Fruticultores Integrados

El segundo punto son los valores de la fruta logrados en el exterior. Según distintas fuentes privadas, durante el 2019 la cosecha de manzana pegó un salto importante en todo el hemisferio norte. Las reglas de mercado señalan que, ante una mayor oferta, los precios tienden a bajar en términos interanuales. Sin embargo, la caída de precios de esta temporada lejos estuvo del 20% consignado por los exportadores. Según fuentes de la Secretaría de Fruticultura de Río Negro –que realiza un monitoreo de precios semanal en los distintos destinos– se observan bajas sobre los valores promedio en manzanas en torno al 8% en los mercados del hemisferio norte. Y valores relativamente estables en el resto de las plazas externas.

Hay un tercer concepto a considerar que agrega más incertidumbre a los valores FOB declarados. En septiembre del año pasado, producto de la crisis fiscal que arrastraba el Estado nacional, la administración Macri determinó la reimplantación de los derechos de exportación (retenciones) que consistía en el pago de 4 pesos por dólar exportado de fruta. En ese entonces, el tributo representaba aproximadamente un 10% del valor FOB declarado. Hoy ese tributo es de tres pesos y representa el 5% del FOB declarado. Este nuevo impuesto golpeó de lleno sobre toda la cadena del sistema frutícola. En plena cosecha los empresarios debían adelantarlo previo a las cargas. Lo insólito fue que varios fueron los exportadores que tuvieron que endeudarse para poder pagar el tributo. Las retenciones representan una transferencia de recursos desde el sector privado al público de más de 2.000 millones de pesos al año. En un sistema en crisis estructural y sin financiamiento, eso es muchísimo dinero. Como históricamente ocurre en la economía argentina, esta traba indirecta a la exportación ha sido uno de los tantos incentivos que tienen las empresas para eludir sus impuestos, y muchas lo hacen a través de la subfacturación de las exportaciones. Una mecánica ilegal del empresariado nacional –no solo ajustada a las economías regionales– que se aplica cíclicamente hace más de medio siglo en el país.

Sobre la oferta hacia ultramar no existen grandes variaciones de precios.

Pero los cambios no se quedaron ahí. Se profundizaron es este último tiempo. Con la llegada del cepo cambiario, hace sólo un par de semanas, la brecha entre el dólar oficial y el marginal se amplió un promedio del 20%. Hoy ese spread es mucho menor, aunque se ampliará en el corto plazo según distintos analistas. Con este nuevo escenario, no son pocos los exportadores que declararían un valor FOB menor sobre su oferta exportable para, de esta manera, ingresar los pesos en blanco a precio del dólar oficial y el resto –que puede quedar en una cuenta del exterior– podría llegar al país de contrabando para ser vendido en el mercado marginal, que hoy está por encima del oficial. Otra de las prácticas a la que está acostumbrado mucho del empresariado nacional.

Un caso emblemático

Cuando se accede a la base de datos de comercio exterior del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) hay distorsiones que saltan a la vista. El caso más emblemático se da en las ventas de manzana a Paraguay.

Según detallan informes oficiales, durante los primeros nueve meses del corriente año se exportaron hacia el mercado de Paraguay cerca de 10,3 millones de kilos por un valor de en torno a los 2,3 millones de dólares. Una sencilla cuenta nos define que el valor FOB declarado por los empresarios es equivalente a 0,23 dólares por kilo en todo este período.

Si tomamos solo las exportaciones durante el mes de septiembre, el valor declarado por la manzana que se orienta hacia este mercado se ubica en 0,20 dólares por kilo, y varias son las empresas que tienen un FOB debajo de este valor.

Cuando se habla de distorsiones, es porque los costos de mercado del mes de septiembre –mes aleatorio que se toma como referencia de este estudio– nada tiene que ver con el valor FOB promedio declarado por los empresarios regionales que orientan –en este caso específico– su manzana al mercado paraguayo.

El consumo de frutas creció fuertemente en Paraguay.

Partamos de la base de que el costo de producción en el Valle se ubica entre los 0,20 y 0,30 dólares por kilo, dependiendo este valor de la eficiencia que tiene cada explotación primaria. Retirar manzana de una cámara frigorífica en septiembre, fruta que fue colocada en febrero/marzo por un productor para ser vendida en el segundo semestre del año, tuvo un costo promedio en torno a los 7 pesos, equivalente hoy a unos 0,11 dólares por kilo. Consultas a distintos proveedores señalan que una caja con todo lo que hay que adicionar para llenar con 19 kilos de manzana de segunda o tercera categoría –sin computar mano de obra ni el valor de la fruta– cotizaba en septiembre en un piso de 80 pesos, equivalente a unos 1,3 dólares. Este costo por kilo de fruta se ubica en torno a los 0,07 dólares.

Es decir que solo por el pago del servicio de frío y la compra de una jaula (sin agregado adicional sobre esta última) los costos promedios se ubican en los 0,18 dólares. A este valor hay que agregarle el precio de la fruta que llenará la caja (costo de producción), la mano de obra de empaque y costo del flete desde el Valle hasta la Aduana correspondiente. Un número muy lejano del FOB promedio declarado por los exportadores que orientan sus ventas hacia este destino.

Podríamos justificar esta conducta empresaria señalando que Paraguay es un mercado que hay que mantener abastecido pese a que no convalida retornos positivos.

Pero este argumento choca de bruces con la realidad. En estos últimos años la economía paraguaya se ha destacado por un sostenido crecimiento que incorporó una gran cantidad de personas al mercado de consumo.

Consultados importadores del vecino país, la manzana está cotizando en las góndolas paraguayas entre los 5.000 y 11.000 guaraníes por kilo. Estos valores son equivalentes –tomando la paridad cambiaria al cierre de octubre– a 0,75 y 1,70 dólares por kilo respectivamente. Claramente son números compatibles con niveles de rentabilidad de cualquier otro mercado del globo.

Como el que presentamos, existen muchos otros ejemplos en los que se demuestra que los valores FOB declarados se encuentran por debajo de los costos de producción y de los precios logrados en destino.

Lograr transparencia en la cadena comercial es clave para que el sistema –y el país en su conjunto– funcione sin desvíos ni arbitrariedades.

Datos clave

12%
De la oferta exportable de manzana argentina se orienta en la actualidad al mercado paraguayo.
US$ 0,78
Es el valor FOBpromedio declarado para la exportación de un kilo de manzana por las empresas en el 2019.

“Es competencia de la Aduana controlar» los valores FOB


El titular de la Cámara Argentina de Fruticultores Integrados (CAFI), Agustín Argibay, dio varias definiciones sobre el tema. Estas son algunas de ellas:

• “La declaración del valor FOB de exportación es responsabilidad de la firma exportadora y es competencia de Aduana controlar que ese valor corresponda a una operación verdadera. Si una firma declara un valor FOB inferior al verdadero recibe un reembolso menor pero evade todos los impuestos nacionales y provinciales que caen sobre las operaciones comerciales en blanco. Se trata de una forma de evasión impositiva”.

• “El precio de la fruta se determina en los diferentes mercados. Que haya bajado el valor FOB de exportación significa que los mercados importadores estuvieron este año dispuestos a pagar precios menores”.

• “La rentabilidad de las empresas es el resultado del riesgo y la incertidumbre. Todos los años los resultados son diferentes. En muchos casos se pierde, en otros se gana. Si un empresario se convence de que el precio de exportación que va a conseguir siempre va a ser inferior a sus costos de producción, entonces se siente obligado a dejar la actividad”.

• “La búsqueda de nuevos mercados y el mantenimiento de mercados importantes pueden aceptar pérdidas siempre que estas no sean permanentes. Los empresarios somos gente luchadora y esperanzada. Siempre estamos trabajando para mejorar nuestra producción tranqueras adentro, y luchando para que las autoridades gubernamentales entiendan lo difícil que significa llevar adelante una empresa en nuestro país y para que faciliten y no la dificulten la supervivencia de las firmas productivas privadas”.


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