Las tucuras vuelven a poner en riesgo los campos de la línea sur

Las “langostas sapo”, que ya hicieron estragos en 1998 y 2004, arrasan nuevamente cientos de hectáreas de pastizales en cercanías del Paralelo 4.

Una manga de tucuras arrasa cientos de hectáreas de pastizales en campos ubicados al sur de Maquinchao, en cercanías del Paralelo 42.

Productores de la zona de Yamaniyeu, Talagapa y Chichihuau manifestaron su preocupación ante el avance, cada vez más voraz, de estas langostas y piden una pronta intervención del Estado. Temen volver a padecer la misma situación de 1998 y 2004, cuando las “tucuras o langostas sapo” -Dicrhóplus Maculipennis- devastaron cientos de miles de hectáreas en la misma zona.

El miércoles, los productores se reunieron en Maquinchao para comenzar a actuar en forma conjunta y coordinada con los pocos recursos que tienen. “La situación es muy preocupante porque cada vez aparecen más tucuras y la plaga se extiende. Somos varios los productores afectados y necesitamos una rápida intervención de los organismos del Estado vinculados a la producción y a la sanidad”, detalló Robinson Radeland, propietario de un campo ubicado en Cochicó, en la zona de Yamaniyeu.

El hombre contó que hace unos 15 días comenzaron a observar la presencia de las primeras tucuras. Con el paso de los días, no solo el tamaño fue aumentando, sino también la cantidad.

“La plaga se está extendiendo cada vez más. A mí, por ejemplo, me agarró en plena esquila y además con las ovejas pariendo. Empezamos a combatirlas con unos químicos que teníamos, pero ya no nos queda. Hay focos muy grandes que avanzan sin que los podamos controlar”, agregó.

La situación es muy preocupante porque cada vez aparecen más tucuras y la plaga se extiende. Somos varios los afectados”.

Robinson Radeland, propietario de un campo ubicado en Cochicó.

Radeland sostuvo que los focos fueron divisados en campos ubicados en el Paralelo 42, en el límite de Río Negro con Chubut, pertenecientes a las familias Corvalán, Chico, Zgaib y Pérez, entre otras.

En esta zona, las langostas aparecieron por primera vez en el año 1984. Luego lo hicieron en 1992 y 1996. Sin embargo dos años después se registró el mayor brote detectado hasta el momento. La plaga afectó los campos de unos 20 productores y devastó más de 150.000 hectáreas de pastizales. En algunos casos, las mangas de tucuras alcanzaban los 5 kilómetros de extensión.

En el 2004 volvieron a aparecer y de allí en adelante aparecen periódicamente en primavera.

Llegan a medir entre 4,5 y 6 centímetros.

En otras ocasiones, el gobierno – a través del Ente de Desarrollo de la Región Sur y el Ministerio de Producción- ha instrumentado mecanismos de combate a través de las denominadas “patrullas de tucureros”.

Con mochilas al hombro, cargadas con veneno –Decis 5-, recorrían diariamente las zonas afectadas, fumigando las plantas. También se esparció un cebo tóxico a base de rebacillo de trigo, un insecticida llamado dimetoato, agua y miel o una melaza endulzante. En ambos casos, los resultados fueron altamente positivos.


Cómo es la temible langosta que arrasa los pastizales


El avance de una plaga de tucuras adultas es devastador: 30 tucuras consumen el equivalente a un novillo de 300 kilogramos de peso.

A mí me agarró en plena esquila y con las ovejas pariendo. Hay focos muy grandes que avanzan sin que los podamos controlar”.

Robinson Radeland, propietario de un campo ubicado en Cochicó.

Su nombre científico es Dicrhóplus Maculipennis y pertenece a la familia de los acridios, como la langosta. Presenta cinco estadíos durante su vida:

Primero: al nacer se parece a una mosquita de color negro y mide medio centímetro.

Segundo: aumenta hasta un centímetro su tamaño y su color se vuelve borravino.

Tercero: mide un centímetro y medio y presenta el lomo de color verde.

Cuarto: alcanza los tres centímetros. El color de la hembra es verde y del macho tiene el lomo rosado.

Quinto: se mantienen los colores pero la hembra alcanza los 6 centímetros y el macho unos 4,5 centímetros.

Las hembras hacen unos agujeros en la tierra de 6 centímetros de profundidad en donde depositan los huevos que son del tamaño y la forma de un grano de arroz, del color de la yema. Cada hembra pone entre 30 y 40 huevos y pueden realizar hasta 5 desoves.


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