La pasión del Maruchito: la leyenda que se hizo web serie contada por Jonathan Ceballes, su protagonista
El personaje que encarna el músico roquense criado en El Caín es el hilo conductor de la producción del IUPA que será estrenada hoy a las 19 en www.rionegro.com.ar. La leyenda del chico que quiso tocar la guitarra y no pudo contada por otro chico que sí pudo y 100 años después, emocionado, le rinde homenaje.
Cuando le propusieron protagonizar a un músico que debía dar un concierto didáctico en Aguada Guzmán como parte central de la trama de la web serie “La Pasión del Maruchito” producida por el IUPA, Jonathan Ceballes tardó diez minutos en llegar a la universidad de las artes en Roca, donde se formó, para dar una respuesta.
“Es un honor”, les dijo a los realizadores y aportó un detalle que los asombró: “Anoche terminé de componer una sexteta dedicada a él”, contó emocionado. No sería ni la primera ni la última señal en esta producción que aborda la leyenda de un niño que murió apuñalado por querer tocar la guitarra en un campamento de troperos en Barda Colorada, entre Aguada Guzmán y Cerro Policía, que el tiempo convirtió en un mito en los caminos rionegrinos de la estepa patagónica.
En la ermita donde descansan sus restos, sobre la ruta provincial 74, los devotos paran a pedirle protección en el viaje y otros a agradecerle por sus ayudas, o a pedírselas. Allí fue el equipo a rodar un día sin viento y cuando el director Federico Laffitte gritó acción, le costó creer lo que siguió. “El viento empezó a soplar, a filtrarse por la cruz, a generar un sonido con armonía. Cuando se escuchó ‘acción’ por segunda vez, aparecieron todos los gatos que lo custodian en la capilla, que hasta ahí habían sido ariscos. Y cuando Fede nos juntó a todos para agradecer por el trabajo, volvieron los sonidos con armonía desde la cruz y el mástil. Esto es creer o reventar. Y yo creo, desde que viví todo esto creo”, cuenta.
Un maruchito feliz
La primera vez que escuchó la trágica historia de Pedro Farías fue de boca de su abuela Antonina en el campo de El Caín, donde se crió y atesoró los paisajes patagónicos donde los crianceros se ganan la vida, que más tarde expresaría en su música. Hizo los mismos trabajos que los maruchos hace un siglo, pero para dar una mano a la familia, por propia voluntad. “Fui un maruchito feliz”, dice.
La pasión del Maruchito
Muchos años después, ya como docente, encaró en mayo de este año un proyecto con los alumnos de la Escuela 169 de Roca. “Música, nuestra manera de jugar” fue finalista de un concurso provincial de filmaciones escolares y está basada en la historia del Maruchito y la obligación de trabajar siendo un niño. Después, se puso a componer la sexteta. Esta es la última estrofa: “Lentos arpegios se escuchan /de una encordada que llora /y en esa huella sonora / se levantó una capilla / donde los fieles de rodillas/ piden, agradecen y oran”.
Tenía todos los boletos para el papel principal en la web serie: guitarrista, cantante, cultor del folclore de estas tierras, conocedor del espíritu de la estepa y de sus leyendas, del peso que tienen en el campo, de cómo se alimentan, de boca en boca, de pueblo en pueblo. “Pedro era un chico que quiso tocar la guitarra y no pudo. Aquí estamos, tanto años después, para rendirle homenaje”, dice Jonathan, que ya sabe lo que es cantar en el escenario principal de Cosquín, subir con la música de la Patagonia a escenarios de Polonia, Alemania, España, Portugal, Francia e Italia y ahora también protagonizar una web serie basada en la historia que le contaba su abuela y que tanto lo emocionaba cuando soñaba dedicar su vida a tocar la guitarra.
La leyenda del maruchito
La sexteta que compuso Jonathan
Al templo del viento llegó/ Una deidad hecha melodía/ Muy cerca de Aguada un día/ Se hizo carne en un niño/ Sin padre, madre, ni cariño,/ Pues ni la infancia lo quería.
Anduvo de aquí para allá/ Como el mismo remolino/ Solo su amigo el destino/ lo supo acompañar/ desde muy chico a trabajar/ por infinitos caminos.
Pedro Farías es su nombre/ De pequeño ya es peón/ Y con Onofre, su patrón/ en los carros comerciaban/ Y de norte a sur viajaban/ Por estos pagos del coirón.
Cargar y descargar, / Alimentar a los animales, / Buscar leña en jarillales/ es el oficio del marucho/ el pago nunca fue mucho/ por soportar grandes males.
Pero una noche helada/ Luego de cenar al fogón/ Los carreros del montón/ A dormir ellos se fueron/ Y sin saberlo permitieron/ Que acechara la aberración.
El huérfano desvelado/ Sin hacer mucho ruido/ Ve a su patrón dormido/ Y hurtando su guitarra,/ Torta, pan, también agarra,/ Da su efímero rasguido.
Despierta Onofre con rabia/ Y sacando su cuchillo/ Sobre pastos amarillos/ Apuñala al paisanito/ Sin dejarlo dar ni un grito/ Robando en sus ojos el brillo.
Bebió su sangre la tierra/ Sin dejarla coagular/ Se dispuso a descansar/ Mirando a las estrellas/ Sin saber que nunca a ellas/ las volvería a disfrutar.
Lentos arpegios se escuchan/ de una encordada que llora/ y en esa huella sonora/ se levantó una capilla/ donde los fieles de rodillas/ piden, agradecen y oran.
Abajo, la portada del último disco de Jonathan, Mil gritos de libertad: canciones de raíz folclórica con identidad regional, inspiradas en las vivencias y las leyendas del campo en los paisajes de la estepa patagónica. Cualquier parecido con La Pasión del Maruchito no es pura coincidencia.
Se estrena hoy a las 19
La pasión del Maruchito será estrenada hoy en www.rionegro.com.ar.
En la web serie de cinco capítulos producida por el IUPA trabajaron más de 65 personas, entre productores, camarógrafos, editores, escenógrafos, directores, técnicos, actores, músicos, sonidistas, editores web, diseñadores, administrativos y personal de apoyo.
Por Denise González Eguilior
Para Gonzalo Valentin Bivanco Nieto, La Pasión del Maruchito constituyó no sólo un desafío, sino su debut actoral. Este niño de 9 años encarna a Pedro Farías, el Maruchito, en la web serie sobre la trágica historia que dio origen al mito.
La casualidad hizo que el equipo de filmación observara, durante la realización de otra pieza audiovisual, a Gonzalo durante una clase. Es que este niño actualmente estudia Teatro en los trayectos de Teatro del Instituto Universitario Patagónico de las Artes (IUPA).
Gonzalo es inquieto y vivaz. Su familia lo acompañó en una actividad artística -aparte de la escuela- y allí descubrió una pasión: actuar.
Para esta tarea, hubo un trabajo de preproducción previo, muy seguido de cerca por el director Federico Laffitte. Gratamente, y para sorpresa del equipo, Gonzalito conocía los distintos planos de filmación, hasta incluso tenía un método para estudiar la letra de lo que debía decir en cámara: “hago guiones, los practico y dibujo las palabras”, señaló en una entrevista durante el rodaje.
Curioso, movedizo, pícaro, Gonzalito no tiene un segmento “favorito” de la serie; se interesó y le gustó verse en distintas escenas, como la de caminar frente a la carreta…y la de “lamer un hueso”, según sus propias palabras. Pedrito Farías hoy tiene un rostro… y es Gonzalo.
Te dejamos para que disfrutes el tema original de la web serie:
Comentarios