Crece la tensión en Bolivia ante cuestionada ventaja de Evo Morales
Los resultados electorales parciales en Bolivia están a punto de confirmar la victoria del presidente Evo Morales en la primera vuelta de las elecciones, pero la oposición denuncia un fraude y protesta en las calles, mientras los observadores internacionales cuestionan esta ventaja repentina del jefe del Estado.
Después de una jornada violenta ayer, en la que manifestantes quemaron urnas y sedes electorales, la oposición, sindicatos, organizaciones empresariales y ciudadanos preparaban nuevas protestas para el martes.
Las movilizaciones en las calles comenzaron cuando las autoridades electorales, sin explicación alguna, reanudaron el lunes por la noche el recuento de votos interrumpido el día anterior.
Y el recuento rápido de actas (TREP) dio sorpresivamente a Morales un 46,87% de los votos y a su rival, Carlos Mesa, el 36,73%, una vez escrutado el 95,30% de los sufragios.
Morales, en el poder desde 2006, está a punto de evitar una segunda vuelta y ser reelegido.
Según la Constitución boliviana, el ganador en primera vuelta debe obtener el 50% más uno de los votos válidos o al menos 40% de los sufragios, con una ventaja de 10 puntos sobre el segundo.
Las protestas no se hicieron esperar. En Sucre (sureste) y en Potosí (suroeste), enardecidas muchedumbres incendiaron los tribunales electorales departamentales. En La Paz se registraron choques con la policía, mientras la oficina del partido gobernante, el Movimiento Al Socialismo (MAS) era destruida en Oruro (sur).
Los incidentes también alcanzaron a las ciudades de Tarija (sur), Cochabamba (centro) y Cobija (norte), donde la policía dispersó a los manifestantes. En Riberalta, departamento Beni (noreste), los manifestantes destruyeron una estatua del fallecido mandatario venezolano Hugo Chávez, aliado de Morales.
Bloquear el país
Y para el martes, la movilización se prevé mayor y más organizada. El sindicato de médicos, que mantuvo una huelga de más de un mes por reivindicaciones laborales, anunció movilizaciones en todo el país. «Hoy se juega la democracia», dijo su líder, Luis Larrea.
Fernando Camacho, presidente del poderoso Comité Pro-Santa Cruz (rica región del este del país), un colectivo de derechas que agrupa desde empresarios hasta asociaciones de vecinos, llamó a «bloquear el país».
La influyente plataforma civil Conade, que agrupa a comités cívicos de todo el país, anunció también una «resistencia civil» ante la posible victoria de Morales.
Su líder, Waldo Albarracín, que recibió un golpe en la cabeza en una trifulca callejera con miembros del oficialismo, denunció que «se consuma un fraude monumental» y convocó «al pueblo a estar alerta».
Ante el clima de violencia, la Iglesia católica llamó a «la paz y serenidad» y urgió al tribunal electoral (TSE) «a cumplir con su deber de árbitro imparcial».
La ventaja de Morales fue cuestionada por la misión de la Organización de Estados Americanos (OEA), que llegó a Bolivia para observar las elecciones presidenciales y legislativas del domingo.
«La Misión de la OEA manifiesta su profunda preocupación y sorpresa por el cambio drástico y difícil de justificar en la tendencia de los resultados preliminares conocidos tras el cierre de las urnas» el domingo, y que estaban orientados hacia una segunda vuelta entre Morales y Mesa, dijo en un comunicado.
El OEP paralizó la difusión del escrutinio el domingo, tras un primer y único informe de conteo rápido del 84% de las actas que daba un 45,28% a Morales y un 38,16% a Mesa, datos que anticipaban un balotaje el 15 de diciembre.
Mesa pide movilización ciudadana
Mesa, que fue presidente de Bolivia de 2003 a 2005, denunció un «fraude» y anunció que no reconocería los últimos resultados provisionales.
«No vamos a reconocer esos resultados que son parte de un fraude consumado de manera vergonzosa y que está colocando a la sociedad boliviana en una situación de tensión innecesaria», declaró Mesa anoche.
Mesa, historiador y periodista de 66 años, llamó a una «movilización ciudadana» hasta que se difunda el resultado definitivo.
El ministro de Gobierno (Interior), Carlos Romero, responsabilizó a Mesa por los disturbios. «No corresponde convocar a la violencia y la confrontación, esa no es una actitud democrática», señaló.
Estados Unidos expresó su preocupación y llamó a restablecer la «credibilidad y la transparencia» del proceso electoral en Bolivia, una línea a la que se sumaron los gobiernos de Argentina, Brasil y Colombia.
Morales, que cumplirá 60 años el sábado, dijo que confiaba en la votación de las zonas rurales para evitar la segunda vuelta.
Su decisión de volver a postularse es mal vista por un segmento de la población y fuertemente criticada por la oposición, que creen que su victoria conducirá Bolivia hacia una autocracia.
Comentarios