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Diez emocionantes historias unidas por el agua que da vida al Valle. El primer capítulo del especial multiplataforma de “Río Negro” se publicará este domingo. El protagonista es Jorge Jorquera, nieto e hijo de guardadiques. Recorrió durante 15 años los 130 km del Canal y lo conoce como pocos.
Un canal de 130 kilómetros que irriga 65.000 hectáreas, el valle que surgió con ese insumo vital y dio sentido a la región hace 100 años, la belleza de sus paisajes desconocidos, el contraste con la basura que se acumula en sus márgenes, diez historias unidas por el agua que da vida a las chacras. Esos son los cinco ejes del especial multiplataforma de “Río Negro”, cuyo primer capítulo se publicará este domingo.
El protagonista es Jorge Jorquera, quien nació en Barda del Medio hace 71 años, le llevaba la vianda a su papá guardadique de chico, repartía luego los turno de regado a los chacareros como tomero y más tarde recorrió durante 15 años los caminos de tierra de ambas márgenes como encargado.
Desde el Dique Ballester a Chichinales conoce los secretos de la gran vena del Alto Valle, a la que regresó seis años después de jubilarse para volver a transitarla para esta producción de “Río Negro” auspiciada por el gobierno rionegrino y CALF.
La historia de Jorquera es la síntesis de muchas otras: la misma pasión por el sistema de riego tienen los guardadiques del Ballester, orgullosos de su rol en la industria frutícola.
Chacareros, crianceros, militantes ambientalistas, tomeros, un legendario arquero de Obrero Dique, la organizadora de un comedor solidario en Costa Linda, los habitantes de una casa histórica y los productores del final del Canal aparecerán en los nueve capítulos restantes, que se publicarán en los domingos siguientes, con videos y galerías fotográficas en la versión digital del diario y sus redes sociales.
El custodio del canal. Jorge Jorquera: su abuelo y su padre trabajaron en la construcción del dique Ballester. El fue tomero y encargado del Canal. Lo recorrió durante 15 años.
Este arquero no es cuento. Aldo Bocha González es una leyenda de Obrero Dique, el club fundado por trabajadores del Ballester que Osvaldo Soriano describió en inolvidables relatos.
Los crianceros de la Virgen. Marta y Laureano crían sus chivas a metros del Canal, que les ha dado y quitado mucho, bajo la atenta mirada de la imagen de María Auxiliadora.
Detectives ambientalistas. Cacho y Pincho: un liberal y un comunista que se unieron en Cinco Saltos para investigar la contaminación generada por la exIndupa.
Almas solidarias. Grisela y Omar montaron el comedor Adonai en Costa Linda: lunes, miércoles y viernes entregan 150 raciones a vecinos de Fernández Oro y otras localidades.
Tres generaciones de tomeros. Pedro, Rubén y Facundo realizaron el mismo trabajo de dar agua a los chacareros a caballo, en bicicleta y en moto. Todos vivieron en la misma casa de Guerrico.
La casa testigo de la historia. Construida en Stefenelli por el alemán Carlos Podlesch hace 100 años entre los viñedos y la bodega, la familia Spitzmaul la conserva como en los orígenes y aquí cuenta los ecos de una atrapante historia de sótanos, fantasmas y chapuzones.
Chacareros de alma. Don Francisco tenía una meta: llegar a la chacra propia en Cervantes. Lo logró junto a su familia, son los últimos productores que quedan en la zona y la pelean cada día.
Entre peras y manzanas. Los Daga se criaron junto al Canal en una chacra de Regina. Una madre luchadora, un hijo emprendedor y un nieto que quiere seguir con la producción.
El último bastión. Diego Barenghi llegó desde Buenos Aires y tiene una chacra en Regina. Cerca de donde termina el Canal, lucha contra la contaminación e impulsa la Escuela Agraria que forma nuevas generaciones de profesionales.
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