La otra red social: los mensajes radiales del poblador rural
Cada día, la gente que vive en los campos manda o escucha los avisos que se leen por radio. El fotógrafo Jorge Piccini reunió esas historias en un libro.
“Se comunica a Adela Muñoz y a Carolina Morales de Pichi Leufu que mañana viernes va Carlos. Que lo esperen con la yegua de su hermana en el río”. El papel manuscrito está fechado el 21 de diciembre de 1995.
“Para el payador Irineo Aguilera, donde se encuentre, la comisión le pide que hoy a las 20 horas esté en Las Plumas y que no se olvide la guitarra”.
“Se comunica a Raúl Pallaleu de Pichileufu que le haga entrega del recao que él le sacó al caballo del rabanito ya que hay testigos que lo vieron que él se lo llevó”.
Éstos son apenas tres de los tantos avisos que se han leído en las emisoras patagónicas de Radio Nacional en los últimos años y que logró recolectar el fotógrafo Jorge Piccini en el libro “Mensajes al poblador rural”.
Este modo de comunicación forma parte de la programación de las radios de amplitud modulada en la Patagonia.
Debido a las extensas distancias entre las poblaciones y los campos y la topografía de la zona no existen sistemas de telefonía celular y las radios de sistemas VLU o VHF no están al alcance de la mayoría de los pequeños productores rurales. Es allí donde los mensajes cumplen un servicio social indispensable y gratuito que permite comunicar las personas.
Rubén Lagrás que trabajó durante 39 años en Radio Nacional, es una de las personas que le puso voz a cada uno de esos mensajes. “Más allá de la llegada del celular, de internet, de la comunicaciones, la radio sigue siendo irremplazable. De otra forma, deben hacer vericuetos para hacer llegar los mensajes y la radio es lo más directo. Es algo cultural”, definió Lagrás.
La fuerza del mensaje
Cuando abandonó la ciudad de Santa Fe, allá por el 2002, Piccini se radicó en Bariloche. Y aquí descubrió la fuerza de los mensajes destinados a la gente del campo, que se leen diariamente en Radio Nacional.
“Me llamaron la atención. Es algo muy típico de la Patagonia. Cuando escuchaba esos mensajes, pensaba que quería ir del lado del receptor para compartir esa escucha que muchas veces, se hace tomando mate. Es como un ritual”, advirtió.
De esta forma, comenzó a recorrer Nirihuau Arriba, Pichileufu, diversos parajes de la Ruta 23 y aun más al sur.
“Empecé a fotografiar el ambiente del campo y cuando la gente dejaba sus actividades, escuchaba la radio. Hay lugares donde los avisos se pasan dos veces en el día; más al sur, se leen cuatro veces”, expresó Piccini quien paralelamente, empezó a visitar varias emisoras de Radio Nacional en la Patagonia para acceder a los mensajes.
Una red social más
“Se gratifica a quien haya encontrado tres dientes postizos en el día de ayer. Se ruega lo entregue en el consultorio del dr. Pires Amegino antes de las 14 del día de hoy. Se gratifica su devolución”. Este aviso, entre otros, fue aportado por Radio Nacional Esquel. El más antiguo que encontró Piccini es de 1972.
“En varias ocasiones, me fui a escuchar los mensajes con la gente. Se conocen todos y quizás te comentan: uy, murió tal o, hace tantos años que no lo veo. O se enteran que murieron animales en el invierno. O que se extraviaron. Gente que busca a sus hijos o alguno que es buscado por la policía. Yo hice una edición porque hay mensajes graciosos; otros, fuertes.
La radio es la conexión y aun hoy, funciona”, describió Piccini. Ya avanzado su trabajo de investigación, el autor del libro accedió a varios papeles escritos “de puño y letra” que había coleccionado Dorita Duré, extrabajadora de Radio Nacional Bariloche. Otro tanto había sido archivado en Radio Nacional Esquel.
“La gente no espera recibir un mensaje. Escucha para ver qué le pasa al vecino que está a cinco kilómetros de ahí. Es una red social así como nosotros miramos Facebook para ver qué hacen nuestros amigos, sin tener una conexión con ellos. La radio es lo mismo”, detalló Piccini.
Aun en el mundo del whatsapp, los mensajes de texto y el Facebook, recalcó que “después de 70 años, los mensajes radiales siguen vigentes porque hay lugares donde no hay conexión de internet o señal de celular”.
“Muchos mensajes que se mandan hoy dicen: se comunica a tal que vaya a la señal. La señal es donde tienen señal de celular. Los avances tecnológicos llegaron pero la radio sigue avisando para que prenda el celular o cargue batería o vaya a tal piedra porque ahí es donde tiene señal”, agregó Piccini.
Rubén Lagrás, el periodista que los leyó
“De pronto, te das cuenta que sos parte de una familia enorme”. Así lo definió el periodista Rubén Lagrás que trabajó durante 39 años en Radio Nacional.
Recordó mensajes fuertes que informaban sobre muertes y la necesidad de buscar la forma de comunicarlos para que “no sean tan contundentes”.
“También nos han llegado avisos con determinada malicia ya sea para cargar a alguien por cuestiones futbolísticas o amoríos. A muchos no los dejábamos pasar pero otros se nos escaparon”, admitió.
Hacia fin de año, la lectura de los mensajes podía tomar hasta media hora. “La cantidad de mensajes variaba según las distintas épocas y estaba vinculada a las vacaciones o las actividades en el campo. A fin de año, por ejemplo, teníamos una carpeta de sociales de tres fojas para leer”, señaló Lagrás.
Seducido por la actividad de los parajes y su gente, este periodista comenzó a recorrer esos rincones rionegrinos. “Me tocó conocer a mucha gente personalmente. En principio fue una idea personal de sacar la radio a la zona rural. Con el tiempo, esto fue reconocido por las distintas gestiones y era una salida más oficial. Relevamos muchos parajes durante muchos años”, concluyó.
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