Historias que dejó la nevada en el Alto de Bariloche

En los barrios de la zona sur de la ciudad la nieve acumulada llegó casi a medio metro. Estuvieron casi un día y medio sin luz y transitar por las calles internas fue todo un desafío.

Redacción

Por Redacción

Matias Pereyra estaba frustrado esta tarde de domingo. Su Renault Logan estaba enterrado en la nieve y no podía moverlo a pesar de que tenía cadenas en las ruedas delanteras. “Tengo que ir a trabajar a Villa La Angostura, pero no lo puedo mover. Hay mucha nieve”. A unos 50 metros, la calle José Lukman estaba despejada. Era la única vía para acceder y salir del barrio Nahuel Hue.

Matías trabaja por su cuenta y su familia depende de lo que pueda generar. Después de tanto luchar pudo liberar su auto y respiró aliviado. Todavía le faltaba salir a la Ruta Nacional 40 y recorrer los 80 kilómetros para llegar a su destino y retornar por la noche a Bariloche.

Sacar los autos fue toda una odisea por la nieve acumulada. Foto: Marcelo Martínez

La nevada intensa que cayó durante la madrugada y gran parte del sábado había dejado casi medio metro de nieve en el barrio Nahuel Hue y toda la zona del Alto de Bariloche.

El servicio de luz estaba cortado desde el sábado por la mañana y era la principal preocupación de los vecinos.

La amplia mayoría de las calles estaban intransitables por la enorme cantidad de nieve acumulada. Y los pocos habitantes que salían de sus casas tenían que caminar enterrados en la nieve.

Los repartidores de mercaderías, sobre todo, los que entregan pan no habían podido entrar al barrio por temor a quedar atascados.

La falta de luz era un drama que afectaba desde el sábado por la mañana a miles de familias de la zona oeste de la ciudad. El prolongado corte de energía dejó fuera de servicio varias estaciones de bombeo y hubo problemas con el suministro de agua potable.

Alicia Mansilla peleaba contra la nieve pala en mano, en la calle Vernet del Nahuel Hue. A pocos metros su marido, Juan Carlos, limpiaba el acceso a la vivienda.

Alicia Mansilla y su esposo, Juan Carlos, limpiaban la calle Vernet. Foto: Marcelo Martínez

No tienen auto, pero Alicia pensó que era necesario limpiar ese tramo de la calle para ayudar a los vecinos que necesitaban sacar sus vehículos porque tenían que ir a trabajar.

Alicia estaba sin luz desde el sábado a la mañana. Cada nevada fuerte que cae en Bariloche los deja sin servicio de electricidad. En el invierno de 2017 estuvieron 3 días sin luz. La preocupación es que se echen a perder los alimentos que tiene en la heladera.

El crudo invierno barilochense pone a prueba la vivienda de Juan Carlos. La casa no tiene gas natural domiciliario. Dijo que son beneficiarios del Plan Calor pero los 2 metros que reciben para pasar el invierno se esfuman en pocos días con nevadas tan intensas y bajas temperaturas.

Pero no se queja. “Hace doce años que vivimos acá en el barrio y antes los inviernos eran más duros”, indicó Alicia, con las zapatillas mojadas por la nieve hecha sopa por el leve ascenso de la temperatura.

Aseguró que la leña nunca alcanza. Más aún cuando la vivienda que construye con su esposo aún no está finalizada. “En el verano salimos a buscar raíces en la montaña”, comentó. Todo sirve cuando se trata de aplacar las bajas temperaturas.

Nicole vive a pocas cuadras y pasó a saludar a Alicia y Juan Carlos. La chica lleva en su campera cinco celulares de sus padres y hermanos y una tablet en la mochila. “Voy al barrio El Frutillar a cargar las baterías”, explicó. Se despidió con un abrazo afectuoso y siguió la caminata por la calle Lukman.

Juan Carlos y Alicia señalaron que peor que la nieve es el agua. “Cuando llueve mucho se inunda todo acá”, indicaron. Días atrás hubo varios días de intensas lluvias sobre la ciudad. “Entró agua por la parte de atrás de la casa”, indicó Juan Carlos. A pocos metros sus dos hijas jugaban con la nieve en polvo sin preocuparles demasiado el frío.

Las hijas de Alicia Mansilla jugaban sin pausa en la nieve junto a su perra Estrella. Foto: Marcelo Martínez

La máquina motoniveladora del municipio pasó el sábado por la tarde y limpió esa calle. Fue la única. Aún así, el colectivo de la empresa Mi Bus no pasaba desde la noche del jueves, aseguraron varios vecinos.

El barrio Nahuel Hue tiene alrededor de 8 mil habitantes. Es tal vez el más poblado de la ciudad.

María Catalán estaba enojada esta tarde de domingo. Su malestar no era por la nevada, que dejó en su patio casi medio metro de nieve. Estaba molesta por la falta de luz.

“La cooperativa nos deja solos”, afirmó la mujer. “La comida se te echa a perder ¿y quién te recompone todo eso?”, preguntó. “Tenés que comprar velas, pero si no podés salir de tu casa se complica”, afirmó.

María Elena Cayunao caminaba con dificultad entre la nieve. “Me quedé sin gas de la garrafa y tampoco tengo luz, así que me voy a la casa de mi hija”, explicó, la mujer bien arropada, por el frío.

María Elena Cayunao se quedó sin luz y sin gas esta tarde de domingo. Foto: Marcelo Martínez

Virgilio Balmaceda llegó con sus cuatro hijos procedente de Buenos Aires a visitar a su hermano, Leonardo. El colectivo arribó el sábado por la noche a Bariloche con 6 horas de demora y en la terminal de ómnibus esperó otras cuatro horas para poder tomar un taxi.

No había ni un kiosco abierto para comprar algo para comer. Su hermano lo fue a buscar pero conseguir un taxi fue toda una odisea. Llegaron a las 3 de la madrugada de ayer al barrio Nahuel Hue.

«Había como cuatrocientas personas haciendo cola para poder conseguir un taxi o un remise», afirmó Virgilio.

Leonardo no pudo sacar su auto para ir a buscar a su hermano y sus sorbinos. Consiguió que un remisero lo llevara la noche del sábado hasta la calle Moreno y Elordi.

Después, caminó hasta la terminal para ir a buscar a su hermano y sus sobrinos, pero regresó hasta la rotonda del Ñireco para tratar de conseguir movilidad. «Una hora esperé en la rotonda hasta que un taxista paró», indicó. «Fue un desastre, la gente durmiendo en la terminal como podía, no había un negocio abierto como para comprar un café o algo caliente», contó, indignado Leonardo.

«No había ni un lugar donde dejar las valijas», lamentó Virgilio. «No había nada abierto. No puede ser así es una ciudad turística», señaló.

Virgilio Balmaceda y su hermano Leonardo limpiando el acceso a la casa. Foto: Marcelo Martínez

Leonardo no tiene gas natural. Y debe usar electricidad para poder calentar su casa en invierno. Explicó que estas horas sin luz son difíciles porque la casa de ladrillos se congela.


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