#8M | La historia de dos mujeres con una fuerte huella social

Una de ellas, convirtió el dolor en lucha y hoy, asiste a mujeres que atraviesan situaciones de violencia. Otra, docente jubilada, invierte su tiempo en ayudar a los internos del Penal 3.

Redacción

Por Redacción

 

 

#8M | La historia de dos mujeres con una fuerte huella social

 

Lorena Sagaut y Cristina Martín son dos mujeres que volcaron su vida a la labor social. Tras su pedido de justicia, Lorena, hermana de Ruth, asesinada por su exesposo dos años atrás, asumió el desafío de conducir el Consejo Provincial de la Mujer. Cristina, docente ya jubilada, le brinda su vida a los internos del Penal 3, a través de la Pastoral Carcelaria.

Lorena Sagaut, la mujer que convirtió el dolor en militancia

 

Tengo 38 años y llevo casi 2 años de renacer porque este 18 de marzo, se cumplen 2 años sin Ruty”, planteó Lorena Sagaut, la hermana de Ruth, la mujer que fue asesinada por su exesposo en su casa del barrio El Frutillar mientras sus hijos dormían.

Pese al dolor, Lorena se puso al hombro el reclamo de justicia y Claudio Osman fue condenado a prisión perpetua en enero del 2017. Se trató de la primera condena por femicidio en Bariloche. Hoy, Lorena está a cargo de sus cuatro sobrinos. Trabajaba en el área social Participación Comunitaria del Ministerio de Seguridad y Justicia de Río Negro pero desde hace unos meses, asumió al frente de la Dirección del Sistema de Abordaje Territorial del Consejo Provincial de la Mujer. “No importa el lugar donde trabajamos; si lo hacemos con compromiso y convicción, podemos generar un cambio”, dijo.

P: -¿En qué sentido la muerte de Ruth marcó un antes y un después en tu vida?

R: -Aprendí a sonreír estando triste, entendí que denunciar para ayudar a alguien no es meterse sino sentir amor por la persona que necesita ayuda. El ser amado se puede enojar en el momento, pero podes salvar vidas. Con mi marido, hoy tenemos cuatro sobrinos a cargo. No fomentarles el odio hacia papá es fue el más duro de los trabajos. Pudimos expresarles que todos nos equivocamos, que no está bueno pelear y que las cosas se resuelven hablando. Que mamá los amaba y papá también pero a veces los adultos creemos que a los golpes e insultos resolvemos todo.

P: ¿Qué tanto pesó tu experiencia personal en el cargo que ocupás actualmente?

R: -Mi experiencia personal no pesa, duele pero en relación a mi cargo me ayuda a comprender determinadas situaciones o decisiones de las personas en seguimiento.

P: -¿Hubo cambios en la ciudad a partir de los últimos femicidios?

R- Se inauguraron comisarías de la familia, se capacitó a los agentes que conforman esta institución, se implementó la línea 102 local que cuenta con atención las 24 horas, se creó un protocolo interinstitucional de atención de emergencia. Existe una casa refugio municipal y una provincial. Además, el Consejo de la Mujer tiene el dispositivo SAT (Sistema de Abordaje Territorial), el programa Asiste Río Negro (botón antipánico) y todos los programas sociales de Desarrollo Social de provincia. Considero que nos falta trabajar más en articulación con la justicia pero es un proceso que se va haciendo en el día a día.

P-¿Cuál es el camino ante cada situación que se presenta en el Consejo?

R– Las personas en seguimiento cuentan con todo un camino legal que, en muchas ocasiones, es lento ante la urgencia. Son variados los casos y no solo se trata personas de bajos recursos o sin formación. La violencia intrafamiliar abarca todos los estratos sociales. Hay que apuntar a un fortalecimiento personal para llegar a una real autonomía, para que las mujeres que se encuentran bajo esta situación tengan la libertad de elegir como vivir. Y que sepan que no están solas porque somos muchas en este camino.

Cristina Martín, una vida de intensa labor social

 

En su trabajo como docente en distintas escuelas primarias del sur de la ciudad, Cristina Martín empezó a conocer las necesidades y problemáticas de la gente “del Alto”.

Diez años atrás, ingresó en la Pastoral Carcelaria, junto con Angel Tissot, un sacerdote salesiano que concurría al penal con un grupo de laicos. Paralelamente, estuvo abocada al trabajo social en la Unter y fue presidenta del consorcio del barrio Ada María Elflein, donde vive.

“Es una inquietud, un don o virtud como quieras llamarla, que me sale sola: acompañar al que me necesita”, sintetizó la mujer de 66 años.

Hoy, ya jubilada, vuelca todo su esfuerzo y tiempo, en la Pastoral Carcelaria del Penal 3.

P: -¿Cómo nos encuentra este 8 de marzo?

R: -Este 8 de marzo nos encontramos en la calle con un paro por demandas que todavía nos se cumplen, por la cultura misma que tenemos. Le concedemos al hombre mejores accesos a puestos de responsabilidad gerencial, política o religiosa. A veces, somos nostras mismas las que “hacemos la diferencia” porque venimos de una cultura machista y tenemos que desaprender y aprender nuevas formas de relacionarnos, entre nosotras y con el varón. No es una cuestión de quién tiene el poder. Lo difícil es compartir ese poder, tomar decisiones de igual a igual.

P: -Como sociedad, ¿en qué cuestiones hemos avanzado y en cuáles no?

R: -Aquí en Bariloche, hemos avanzado con la Comisaría de la Mujer en la que se reciben las denuncias por violencia contra la mujer como así de menores que sufren abusos familiares y otras problemáticas por violencia psicológica o física. También hay un teléfono las 24 horas para recibir denuncias pero faltan más casas hogares para chicas con problemáticas familiares que no tienen donde ir, con equipos especializados acompañando.

Cristina, junto al grupo de la Pastoral Social, visita el Penal 3 cada viernes de tarde. “Vamos a compartir con los hermanos privados de su libertad , a escuchamos y tratamos de llevar la palabra (el Evangelio)”, resumió la mujer.

P: -¿Cuál es el trabajo que se realiza con los internos del Penal?

R: -El encuentro con los detenidos nos lleva, a veces, a visitar algunas de sus familias para asistirlos con alimentos, ropa, frazadas, o lo que se necesite. Nos ayuda Cáritas u otras instituciones que ya me conocen. También llevamos pedidos o trámites en el Juzgado de quienes fueron abandonados por sus familias o gente de la Línea Sur o de otros lugares más alejado. Generalmente, estas actividades la realizo yo porque tengo más tiempo que el resto del grupo de la Pastoral trabaja. A veces, me llaman solo para que los acompañe hacer un trámite en el hospital o Desarrollo Social porque no se animan a ir solos o no entienden la burocracia de alguna instituciones.

P: -Viajó a Chile a ver al Papa Francisco con la madre de Rafael Nahuel y su hermano: ¿cómo los conoció?

R: -También participo en el Colectivo Al Margen y los martes voy al barrio Nahuel Hue a un taller de carpintería que se hace en el Ruca Che donde conocí a Ezequiel, el hermano del Rafael Nahuel y al Rafa que asesinaron en el Mascard. Con su mamá y Eze, fuimos a Chile a ver al Papa en un colectivo con otras organizaciones sociales que venían desde Rawson. Fue una experiencia muy valiosa y hermosa: el compartir con otros y acompañar a Graciela, la mamá del Rafa.

P: -¿Cuál es su mensaje para las mujeres este 8 de marzo?

R: -Que somos un pilar muy importante de la sociedad y que se valoricen. Que los derechos se consiguen “luchando”, en el buen sentido de la palabra. Tenemos que cambiar la “cultura”. Necesitamos respeto e igualdad porque de nada sirven las leyes, los decretos y la justicia si no vencemos los perjuicios.


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