25N: El entramado de violencia social contra mujeres trans y travestis


Las agresiones a personas LGBT están relacionadas con la necesidad de controlar socialmente la forma como las personas viven su sexualidad y construyen su identidad


En el diverso territorio latinoamericano existe una gran cantidad de ejemplos de cómo aún en el siglo XXI se ejerce violencia contra las personas gays, lesbianas, bisexuales, trans y aquellas que no se ajustan a los modelos tradicionales de mujer u hombre heterosexual.

El Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT de la Defensoría del Pueblo de CABA, en articulación con la Federación Argentina LGBT, Naciones Unidas y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), alertan periódicamente sobre cómo las personas LGBT siguen siendo objeto de violencia sistemática por parte de grupos al margen de la ley, autoridades estatales e individuos o grupos sociales cuyos principios van en contra de la diversidad sexual y de género.

Los principales motivos por los cuales se ejerce violencia contra las personas que se identifican o son percibidas como LGBT están relacionados con la necesidad de controlar socialmente la forma como las personas viven su sexualidad y construyen su identidad, según parámetros establecidos por tradiciones y, en muchos casos, regidos por el machismo y la influencia de algunas religiones.

Lo que se conoce como “crimen de odio” y, más específicos, “crimen por prejuicio” demuestra que en muchos casos el nivel de maldad, crueldad y repetición en el tipo de crímenes está directamente relacionado con que las víctimas sean percibidas o se identifiquen como LGBT. Diversas organizaciones de la sociedad civil y organismos internacionales han llamado la atención ante la creciente crueldad con la que se ejerce violencia contra las personas LGBT. Los hechos van desde hostigamiento y violencia callejera hasta tortura, apuñalamiento y golpes con objetos contundentes. En el caso de mujeres lesbianas y bisexuales, las “violaciones correctivas” son bastante difundidas y remiten a la idea de que estas orientaciones “defectuosas” existen porque a estas mujeres les hace falta tener relaciones sexuales con hombres “de verdad”.

La violencia contra las personas LGBT es producto de un complejo entramado de prácticas y creencias que avalan la discriminación y convierten a este sector de la población en blanco de ataques desde la primera infancia hasta la vejez. Sin duda, quienes sufren más violencia son las personas que, además de identificarse como LGBT, están en situación de vulnerabilidad por otros factores como la pobreza, etnia, falta de acceso a la educación o discapacidad.

Argentina se ha destacado por importantes avances en materia de leyes que reduzcan la discriminación y violencia contra las personas LGBT. La tarea pendiente es lograr que estas legislaciones vayan de la mano con transformaciones sociales que permitan más apertura hacia la diversidad y menos prácticas que promuevan la idea de que las personas LGBT son desviadas, inmorales y una amenaza para el orden establecido.

El recientemente creado Ministerio de Mujeres, Género y Diversidades de la Nación y junto a la creación de áreas de Diversidad y Género en la mayoría de las provincias del país y municipios que impulsen políticas públicas que aseguren la igualdad de oportunidades y la no discriminación son hechos fundamentales.

* Directora Gral. de Promoción de Derechos, Dirección Prov. de Diversidad, Ministerio de Ciudadanía, Neuquén


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