Lugares a los que se quiere volver, pero no se sabe cuándo
La pandemia modificará el modo en que nos relacionaremos con los espacios públicos de Neuquén. Se piensa en los balnearios y la Fiesta de la Confluencia, pero aún no hay definiciones
La pandemia por el coronavirus no solo modificó relaciones interpersonales y hábitos privados, sino también el modo en que nos tendremos que relacionar con el espacio público cuando todo esto pase o por lo menos cuando una esperada vacuna nos libere de los cerrojos preventivos.
Desde el día cero de la pandemia todo se modificó en el mundo entero. Y luego de las flexibilizaciones que se fueron dando para reactivar la economía y minimizar el hartazgo de la gente, queda pensar hacia adelante. Y en ese horizonte aparecen cuestiones y lugares que no volverán a ser lo que fueron antes del coronavirus.
De a poco nos acostumbramos a rutinas diferentes, trámites online, museos cerrados, reuniones sobre el pasto fresco del Paseo Costero canceladas, cines y centros de entretenimiento cerrados, el cole solo para esenciales. Las caminatas sin las charlas ocasionales al costado del sendero y muchas cosas más.
Pero no todo queda allí. Se viene el verano y las cálidas temperaturas. Volver al río, a los espectáculos en el centro de la ciudad, a las plazas de los barrios, el picadito de fútbol con cerveza y pizza incluidas serán una tentación casi imposible de resistir.
Pero será momento de ser conscientes de que vamos a poder regresar pero de otra manera, con otras rutinas y sobre todo manteniendo los cuidados.
Los balnearios volverán a recibir a los neuquinos, pero bajo estrictos protocolos que se definirán en los próximos meses.
Los barrios también cambiarán sus dinámicas. Ya hay equipos de profesionales de varias disciplinas trabajando en una nueva normalidad urbana, planteando espacios públicos más abiertos, calles con menos circulación vehicular y potenciando la peatonalización de la ciudad.
Hay también grupos de investigadores tratando de aportar ideas y propuestas para que el impacto psicológico de regresar a la calle sea lo menos nocivo posible.
¿Los juegos de las plazas se llenarán de niños y niñas? ¿Tendremos Fiesta de la Confluencia este año? ¿Se viene el verano cultural? ¿Cuándo volverán las visitas guiadas a los museos y las recorridas turísticas por sitios históricos?
Todas preguntas que por el momento no tiene respuestas contundentes. Sí es cierto que desde el Ejecutivo municipal se está trabajando y evaluando alternativas. Todo será si este virus lo permite.
Algún día la ciudad de Neuquén retomará su ritmo normal. Pero queda claro que lo hará cargando con las cicatrices de una pandemia que rompió con todo lo conocido.
Si bien, aún no se conoció oficialmente que sucederá con la Fiesta de la Confluencia, pensar que el predio de la isla 132 reciba en febrero del 2021 más de cien mil personas por día, todos juntos, amontonados, es una idea por demás temeraria.
En los eventos multitudinarios es imposible mantener el distanciamiento social, aún cuando la gran mayoría tenga voluntad de hacerlo.
El comportamiento del covid-19 es muy variable y aún a seis meses de pandemia todavía no está claro qué pasara en el segundo semestre del año. La provincia de Río Negro, ya oficializó la suspensión de la Fiesta de la Manzana.
Uno de los lugares más concurridos de la ciudad, son los balnearios de la costa del río Limay.
Heladera en mano, sombrilla y reposera y se empieza a desfilar por avenida Olascoaga, Río Negro o Gatica. Un remanso de fresco y sombra para el calor seco de la zona.
Ya comienza la primavera y resulta imposible no empezar a pensar en el verano.
El Ejecutivo municipal también lo piensa y ya puso manos a la obra para ver de qué manera cortarán la cinta de la temporada de balnearios 2020-2021.
Los lugares al aire libre son más seguro, pero siempre y cuando se respete el distanciamiento de dos metros entre personas y persona. ¿Se podrá garantizar?
Todos los años, en noviembre, se realiza en la capital neuquina el Encuentro Nacional de Artesanos, que reúne a miles de artistas para celebrar un nuevo aniversario de la Feria de Neuquén.
Los pasillos entre puesto y puesto se ven atiborrados de visitantes, sin interrupción durante toda una semana.
Se puede adquirir una amplia variedad de piezas originales. Es el evento de mayor convocatoria que tiene la ciudad capital a fin de año.
Quedan solo dos meses y aún no hay certezas de si se podrá realizar. Los artesanos volvieron a armar sus puestos, con protocolos de seguridad. Sueñan con juntarse con sus pares, pero desde el Ejecutivo aún no les adelantaron nada.
Para potenciar el trabajo de los artistas independientes, Neuquén ofrece todos los años, desde diciembre, el programa Verano Cultural.
Distribuidos en pequeños escenarios del centro y de los barrios, se ofrecen espectáculos de teatro, danza, música, pintura, escultura e infantiles.
Bajo la premisa de que el espacio abierto es “menos peligroso” para la propagación del coronavirus, este año se podría llegar a disfrutar el trabajo de cientos de artistas que desde marzo cerraron sus salas culturales y se bajaron del escenario.
Pero como tantas otras cuestiones a resolver, ésta tampoco cuenta con definiciones concretas.
Muchos grupos están pensando en un protocolo, el municipio ya recibió inquietudes. Solo queda esperar qué resolverá el intendente Mariano Gaido.
El barrio es uno de los primeros lugares de socialización con sus pares.
La hamaca que se disputa, la larga fila del tobogán para subir y deslizarse, el picadito de fútbol. Todo quedó encerrado entre cintas de peligro. Y los niños se la bancaron al principio y luego encontraron un reemplazo en los juegos virtuales en red con sus amigos.
Pero pasaron más de 180 días y quieren volver a verse las cara. Pero los adultos aún no saben cómo les abrirán la puerta para ir a jugar.
Comentarios