El club de los 9 y su resistencia a que ingresen nuevos socios

Una barrera invisible desde la superficie impide desde hace décadas que los municipios del Alto Valle definan sus ejidos colindantes.

Cientos de miles de metros cúbicos de petróleo y gas –con sus valiosas regalías– conforman el núcleo de las diferencias entre los gobiernos locales de la región.

Algunos casos llegaron a la Justicia, como el resonante cruce entre Roca y Huergo por las tierras al norte de sus jurisdicciones.

Ese episodio fue conocido porque en la incorporación de parcelas apareció el perilago de Casa de Piedra, pero la verdadera (y silenciosa) batalla se libró por el espacio ubicado varios kilómetros al sur del río Colorado, donde los yacimientos hidrocarburíferos son la llave para una sustancial mejora en los ingresos de las comunas del Alto Valle Este.

En Río Negro los nueve municipios petroleros (con producción hidrocarburífera en su jurisdicción) se llevan el 35% de las regalías que van a las ciudades.

El 65% restante se distribuye entre las 39 localidades, con criterios porcentuales originados en su población.

El ingreso a ese club fue la razón principal para que en el Alto Valle Este –desde Mainqué a Chichinales– acordaran rápido sus ejidos colindantes, llegando a la Legislatura en el 2008 para la ratificación de los convenios.

Pasaron ya ocho años y los debates se mantienen activos, sin que las situaciones jurídica ni económica de fondo se hayan modificado.

Y esto es así porque en el Alto Valle Centro y Oeste –donde están concentrados los recursos– nunca hubo demasiada predisposición por ampliar el número de socios.

Todo lo contrario. A fines del 2004 los entonces intendentes Carlos Soria y Alberto Weretilneck firmaron un acuerdo para establecer los límites de Roca y Cipolletti, que sobre la margen norte dejaba a Cipolletti con el 60 por ciento del lago Pellegrini y sobre la margen sur del río Negro prácticamente no reconocía territorio para Allen y Fernández Oro.

La resistencia de esas ciudades no tardó en llegar y la expansión de los grandes se diluyó en el tiempo.

Roca y Allen mantienen también una disputa por el área El Látigo, el súper pozo descubierto al norte de sus centros urbanos en el 2013.

Por su parte, Cinco Saltos también tuvo que mostrar los dientes en el 2014, cuando apareció en escena Los Caldenes.

No hay dudas que está en la jurisdicción de Cinco Saltos, dijo la entonces intendenta Liliana Alvarado, que de todas maneras reconoció que ningún municipio del Alto Valle tiene consensuado sus límites.

Los años pasan y los intereses cruzados son demasiados. La esperanza de un gran acuerdo, que permita un desarrollo ordenado y una convivencia armoniosa en la región donde vive más de la mitad de la población provincial, se ve cada vez más lejos.


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