Vive en una toma y da 200 viandas por día a gente necesitada
Pamela Silva y su marido Juan Oliva viven en la toma 2 de Febrero, que en las últimas horas fue noticia por una balacera en la que murió un hombre.
“Acá no todo es malo, no todo es delincuencia no todo es maltrato. Se hacen muchas cosas para que la gente se pueda integrar”, dice Pamela Silva mientras elabora el menú de la jornada. Es mediodía y muy lentamente las personas se acercan a la vivienda de Pamela y Juan Oliva. Los habitantes de la toma 2 de Febrero saben que allí se elaboran a diario más de 200 viandas que luego son distribuidas a las familias que necesitan. El “comedor solidario 2F” nació hace seis meses para dar contención alimentaria y emocional a las personas de bajos recursos que viven en uno de los asentamientos más alejados de la ciudad.
Es de día y en la toma 2 de Febrero se respira tranquilidad. Los niños van y vienen en sus bicicletas. Los perros se echan en la calle para recibir los rayos del sol. Apenas se percibe un sonido y son las risas de los chicos que se acercan con sus “tuppers” para llevar la comida a casa. La premisa, explica Pamela, es intentar encontrar solución a las cosas. “Si alguien necesita un par de zapatos se consigue, y si no se encuentra el talle, se lo busca”, graficó.
Además de brindar el almuerzo y la merienda a decenas de niños y adultos, en lo que va del año lograron varias cosas. El grupo de trabajo formó junto a la comisaría 45, una escuelita de fútbol para los niños del asentamiento. La actividad se realiza todos los jueves y es coordinada por los instructores de la escuela de cadetes de la Policía. Unos 50 niños se divierten y colman la cancha que se encuentra a unos metros del lugar.
El trabajo solidario convoca a varias organizaciones, tanto públicas como privadas. El municipio colabora con los alimentos frescos y a su vez ellos trabajan con las asistentes sociales.
El lema del comedor es “La 2 de Febrero no es una isla, pertenece a Cipolletti”. Según expresan, la lejanía geográfica a veces se entremezcla con la necesidad asistencial. Todo lo que se hace allí “se hace a pulmón”, aseguran, y es por eso que cuando una persona se acerca tratan de ahondar en su realidad. “
Tratamos de conocerlo, de ir más allá. Si la persona necesita ayuda acá brindamos la contención que podemos”, explican.
Entre los planes a futuro se encuentra la posibilidad de iniciar una escuela de oficios para brindarles herramientas a las personas de la toma porque la necesidad primordial es el trabajo.
“En el comedor queremos generar oficios. Apuntamos a la inclusión. Hay muchas personas que van a pedir trabajo y muchos no dicen que viven acá porque automáticamente te convertís en delincuente. Acá hay mucha gente trabajadora y hay personas que no consiguen trabajo por estar viviendo acá”, explica Juan.
“El comedor es de todos y todos pueden participar de alguna u otro manera. Este es un lugar de integración. La idea es ir buscando soluciones”,
contó Pamela Silva, la fundadora del comedor.
El comedor abre sus puertas para todos
El reloj marca las 12:30 y la toma está tranquila. Nadie puede imaginar que horas atrás, el asentamiento 2 de Febrero era noticia por la muerte de Raúl Solís, un hombre de 35 años que recibió varios disparos por una pelea entre dos bandas antagónicas. Como otros, Raúl había pedido contención en el comedor. Pamela lo conocía ya que colaboraba y se había acercado a ellos para pedir ayuda. “Sentí mucha tristeza cuando me enteré”, relató conmovida la mujer. La toma también fue noticia en julio de este año, cuando un joven de 17 años apareció muerto en una acequia con un disparo a la altura del corazón. Los habitantes del lugar son conscientes de que están expuestos a situaciones de riesgo. Igual, Pamela y Juan aseguraron que el comedor tiene sus puertas abiertas a todo el que lo necesite.
Datos
- “El comedor es de todos y todos pueden participar de alguna u otro manera. Este es un lugar de integración. La idea es ir buscando soluciones”,
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