Una presión indispensable
La columna de la semana de Daniel Marzal aborda el largo reclamo de la comunidad educativa de la Escuela Especial 6.
Datos
- “En el mundo de la discapacidad no todos comparten un almuerzo con sus hijos, porque muchos chicos se alimentan por un botón gástrico. No todos dejan los pañales a los dos años, porque algunos los llevan toda la vida. Algunos nunca escuchan la voz de un hijo, hay papás que no la conocen. No todos pueden correr, ver montañas o escuchar el viento”.
- La exdirectora de la Escuela Especial 6, Analía Spatafora, describió así la realidad que viven a diario muchas familias de esa comunidad educativa.
- Fue durante el acto inaugural del nuevo edificio de la escuela, que desbordó de emoción y que obligó al gobernador Weretilneck a admitir que el Estado debería asegurarse de que las obras lleguen a tiempo.
- Los reclamos de la Especial 6 por instalaciones dignas llevan 13 años. Muchas veces los chicos perdieron días de clase por problemas con la calefacción, los baños, la cocina o el patio de juegos.
- Las carencias eran tales que los técnicos consideraron inviable cualquier mejora o ampliación del edificio original.
- La obra nueva recién entró en el presupuesto después de la enésima protesta, en forma de abrazo masivo, realizado en junio de 2012.
- Spatafora dejó en claro que si tienen escuela nueva es porque aprendieron que nada cambiaría por inercia.
- “Reinventamos la forma de lucha y vamos por más”, avisó.
- Una presión bien entendida, indispensable, transformadora.
- En los tiempos que corren, no todos se involucran a ese punto. Inquieta pensar qué ocurre con las escuelas (o los centros de salud, o los barrios) que no asumen esa clase de opciones.
- “Desde el grito manso levantamos la voz de la ética –dijo la exdirectora–. Porque los educadores tenemos la obligación de ser garantes de derechos”.
- A veces el poder oprime y abusa. Pero hay otro poder, oblicuo y silencioso, que sobrevuela ahora en las aulas de la Especial 6.
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