Alternativas

Acaso porque su incapacidad para unirse y ofrecer una alternativa al sobischismo en las elecciones provinciales del año pasado es una deuda pendiente con la sociedad, la oposición ha decidido esta vez trabajar hombro con hombro desde muy temprano en la construcción de un frente político que trascienda los acuerdos electorales para convertirse en un proyecto atractivo para la sociedad.

La demostración de que los fracasos de años no han impedido acumular cierta sabiduría política ha quedado evidenciada en el hecho de que este frente aparece dotado de un pluralismo y una tolerancia pocas veces vistos entre las filas opositoras. De otra forma no podrían sentarse a una misma mesa expresiones antaño poco menos que antagónicas como radicales, peronistas y socialistas con felipistas; frentistas y radicales progresistas con ex menemistas, y todos ellos con Patria Libre.

Pero con todo lo que tiene de valioso tal amplitud, plantea al mismo tiempo ciertas limitaciones. Es un hecho que acuerdos tan amplios como los que se barajan en este frente difícilmente podrían sostenerse en el tiempo. El devenir político es dinámico y las coincidencias sólidas sobre temas de fondo, del calibre de las que hacen falta para seducir a un electorado cautivo del MPN, no son nada fáciles de alcanzar.

Desde luego, uno de las principales ingredientes para avanzar en este plano es el tiempo y por eso mismo es valorable la disposición de las fuerzas del arco opositor para buscar entendimientos de fondo cuando restan todavía casi cuatro años para las próximas elecciones a gobernador.

Sin embargo, no es casual que no se hayan podido esbozar todavía aspectos tan primarios y esenciales como el nombre o la conducción de esta nueva fuerza. Siquiera se tratara de una mesa transitoria pero acotada, apta para dibujar un perfil menos difuso que una asamblea. Es que, en u marco de coincidencias tan general, la necesidad de avanzar plantea a cada rato diferencias que no siempre se pueden sintetizar con buenas intenciones.

Otro aspecto nada abstracto que se cierne como un interrogante sobre el frente opositor es la anticipada vocación de algunos de sus referentes por convertirse en aspirantes a la gobernación en el 2007.

Aunque los principales interesados se cuidan de poner sus candidaturas por delante de los acuerdos, en proyección algunos no están dispuestos a resignar este objetivo. Es un hecho que el intendente de Zapala, Raúl Podestá, mantiene aspiraciones de ese tenor y no es un secreto que los justicialistas, algunos con entusiasmo y otros con cierta resignación, apuntan a la candidatura del secretario de la Presidencia, Oscar Parrilli.

También, y aunque hasta el momento nadie se ha expresado públicamente en ese sentido, hay quienes por lo bajo no descartan la figura del intendente de Cutral Co, Eduardo Benítez, un radical que ha mostrado cualidades para sobrevivir casi tres mandatos en la jungla política del MPN.

Claro que otras fuerzas integrantes del frente rechazan hablar de candidaturas por considerar que plantear ese tema tan temprano es contraproducente. Más aún algunas como la CTA, que sin resignar su participación en el frente alienta la constitución de su propio «Movimiento Político Social y Cultural», visualizan como algo favorable el hecho de que no exista de entrada un «candidato natural» que pueda liderar el arco opositor.

Sin perjuicio de que las candidaturas en el seno del frente, aunque legítimas, no podrían ser puestas por delante de los acuerdos programáticos sin llevar todo el proyecto al fracaso, es un dato de la realidad que si el gobierno nacional llevara a buen puerto su actual gestión, entre todos los aspirantes sólo Parrilli estaría en condiciones de concitar la adhesión del conjunto.

Sin embargo, existe otra candidatura latente fuera de este agrupamiento capaz por sí misma de poner en riesgo un proyecto tan arduo como arrebatarle el poder al partido que gobierna hace más de 40 años.

Si bien Horacio Quiroga aparece hoy casi totalmente alineado con Sobisch, no está escrito que el hombre que mayor poder acumula en la provincia fuera del gobernador vaya a convertirse de la noche a la mañana en el candidato del MPN.

Quiroga ha abusado de su pragmatismo al extremo de violar los acuerdos que lo llevaron por primera vez al gobierno con la Alianza, y ha hecho otro tanto con los que le allanaron la reelección en sociedad con el PJ. Hechos que no han pasado inadvertidos en las filas opositoras y le han valido la aversión de referentes de uno y otro sector.

En su puja por conservar y aumentar su poder, el intendente privilegió la gobernabilidad, lo que le ha permitido concretar una obra de gobierno que lo distingue de las raquíticas gestiones que lo precedieron.

Aunque el precio de esta ambiciosa jugada le ha enajenando el favor de sectores de la oposición, no está escrito que este radical con mañas de peronista conservador, que se define a sí mismo como «liberal», vaya a convertirse de la noche a la mañana en el candidato del MPN.

Puede ser que no piensen muy diferente, pero en el fondo Sobisch y Quiroga encarnan proyectos de poder personal incompatibles. La previsible ruptura entre ambos podría introducir una fisura en el frente opositor entre quienes creen que las inconsecuencias del intendente lo colocan definitivamente en la vereda de enfrente, y quienes prefieren olvidarlas en aras de una torta lo suficientemente grande como para desplazar al MPN. Estos últimos parecen no preocuparse demasiado por los contenidos del proyecto que lo reemplace.

Héctor Mauriño vasco@rionegro.com.ar


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios